Respuestas
El siglo XX se levanta en buena medida sobre el triunfo de la tecnología, que es también la expansión del conocimiento. El progreso tecnológico tiene un impacto inmediato en el territorio, singularmente sobre el espacio urbano y asimismo transforma la conducta y la experiencia cotidianas, el cómo se vive la ciudad y la manera de percibirla.
En los albores de la centuria la modernidad va de la mano del maquinismo y de la gran ciudad. Los avances técnicos son muy considerables, casi frenéticos, y tendrán una amplia repercusión sobre la cultura y las manifestaciones artísticas. Las innovaciones tecnológicas revolucionaron los transportes y cambiaron las sensibilidades y la manera de ver la realidad.
Durante el primer tercio del siglo XX y de forma prioritaria en el marco de la gran ciudad del occidente industrializado una tripleta de innovaciones conmociona el mundo del transporte urbano: a la revolución tecnológica –que luego referimos- se suman las mejoras introducidas en su gestión y organización. Las redes de transportes, consideradas como servicios colectivos, sobre todo en Europa, se amplían e integran los diferentes medios, aumenta la frecuencia y la velocidad y, como corolario, el costo disminuye y el transporte se populariza. La movilidad ciudadana, por consiguiente, da un importante salto cualitativo y cuantitativo (Miralles, 1997: 107-115).
Como expuse en otra ocasión “la Geografía tiende puentes hacia la Historia del Arte principalmente a través de una corriente o enfoque epistemológico conocido como Geografía Humanística que, conectado con la fenomenología, relanza o enfatiza los conceptos de paisaje, de lugar, de territorialidad, de imagen e identidad, de vivencia y sentimiento de los lugares…El concepto de imagen no parte de un reflejo mecánico de la realidad, sino de las experiencias personales, los valores culturales, los juicios estéticos y, en suma, de imaginación. De ahí la utilización de métodos y técnicas de carácter cualitativo y globalizador y el recurso a fuentes asimismo cualitativas”. Para el enfoque humanístico “los paisajes captados y representados con sensibilidad e inteligencia por los artistas, su percepción sensorial del espacio urbano y su preferencia o valoración respecto a los lugares y paisajes constituyen una importante fuente para el conocimiento de la imagen colectiva que en cada momento se ha tenido de la escena urbana y de los vínculos que unen a los ciudadanos con los lugares sentidos y vividos” (Costa, 20003: 259-276).
Esta es la filosofía que subyace en el presente empeño de establecer puentes entre el arte y los espacios de la movilidad en el ámbito de las grandes ciudades europeas (París, Berlín, Milán…) durante las primeras décadas de la pasada centuria.