Respuestas
Inspirándose en el retrato de un personaje desconocido realizado en el siglo XVI por el pintor renacentista italiano Sebastiano del Piombo, pupilo del gran Miguel Ángel, Papini nos narra el relato de un caballero que no es real, sino una ensoñación. Este hombre sufre porque no es más que un sueño, una fantasía, porque carece de libertad y autonomía, porque es vulnerable y vive a expensas de los deseos de su "soñador". Y así malvive, pensando cuándo pondrá éste fin a su existencia, temiendo comportarse de una manera equivocada.
Papini juega magistralmente con este equívoco, pues no es hasta bien avanzado el cuento cuando descubrimos que no nos hayamos ante un ser real.
Entre ambos personajes, real e imaginario, se ha establecido una relación semejante a la de Dios con los humanos. El ser soñado pasa por momentos de miedo a la furia divina (de su hacedor), momentos en los que se pregunta por qué un ser poderoso no tiene piedad de las desgracias de su súbdito, momentos en los que quiere condenarse...
La relación entre soñador y ser soñado, entre el creador y su criatura, es una tema recurrente en la literatura universal. La muestra más reconocible quizá sea la nívola de don Miguel de Unamuno Niebla, donde el protagonista planta cara al escritor y le pide de manera directa que no intervenga, que le deje seguir con su vida.