causas por la que se han modificado las rutas o flujos migratorios entre paises de bajo desarrollo economico y las potencias financieras
Respuestas
Los desplazamientos masivos de grupos humanos más allá de sus fronteras
habituales son una constante de la historia de la humanidad. En sus orígenes como especie
los homínidos constituían grupos nómadas que establecían su residencia, siempre
provisional, en función de la disponibilidad de recursos para su manutención. En una etapa
posterior se impuso el sedentarismo, aunque de forma nunca acabada (en la actualidad hay
millones de personas integradas en grupos que siguen practicando el nomadismo). Los
historiadores han constatado la existencia de migraciones importantes desde hace más de
cuatro mil años (la primera de ellas, en torno al 2300 a.C., desde Anatolia a la península
griega), que se han realizado bajo diversas formas: nomadismo, trashumancia, peregrinaje,
éxodos y traslados forzosos, colonizaciones, etc. Por ejemplo, las grandes civilizaciones
mediterráneas (Fenicia, Cartago, Grecia y Roma) organizaron flujos emigratorios para
exportar el “excedente” social que se acumulaba en sus fronteras interiores como método
para garantizar el orden político1
.
En cada gran período histórico las migraciones han adoptado formas y funciones
diferenciadas; aquí nos detendremos sólo en las que se registran desde la constitución de
una economía-mundo y del surgimiento de los estados-nación en Europa, a partir del siglo
XVI. La construcción social de un nuevo sistema que comenzó a organizar las identidades
en función de un concepto de ciudadanía ligado al de nacionalidad, creó a su vez el
concepto moderno de extranjero2
. Las fronteras del estado-nación y la globalización
creciente de la economía crearon las condiciones para un nuevo tipo de procesos
migratorios, que alcanzaron dimensiones hasta entonces desconocidas. Aunque el prejuicio
dominante afirma que los estados-nación son la expresión institucional de un “pueblo”,
1
Para una visión de conjunto de las migraciones internacionales, en el pasado y en la actualidad, ver
BLANDIN, C. (Ed.), Atlas de las migraciones. Las rutas de la humanidad, Akal, UNED y Le Monde
Diplomatique, Valencia, 2010.
2
Sobre las implicaciones sociales y jurídicas de la categoría de extranjero en distintos períodos históricos,
ver ÁLVAREZ DORRONSORO, I., Diversidad cultural y conflicto nacional, Talasa, Madrid, 1993.
5
considerado como colectivo étnicamente homogéneo, la historia muestra que las
migraciones han tenido gran importancia en la construcción de las naciones. Durante este
período el factor político ha tenido una importancia crucial en la génesis de movimientos
humanos: por un lado, la pretensión de las nacientes burguesías de asentar su hegemonía
sobre el resto de la sociedad provocó la exclusión de minorías (grupos religiosos, gentes de
“mal vivir” peligrosas para el orden social, etc.) que se vieron abocadas al éxodo. Además,
el colonialismo de los estados imperiales de la época estuvo acompañado de una
“estrategia civilizadora”, que difundió pautas culturales de las sociedades europeas a lo
largo del mundo colonizado.
Nuestra descripción de los principales flujos migratorios internacionales, sean
norte-sur, sur-norte o sur-sur, se estructura a partir del papel jugado en los últimos siglos
por las dos instituciones a las que nos hemos referido: la paulatina constitución de una
economía-mundo capitalista y el surgimiento de una nueva arquitectura política de
estados-nación mutuamente jerarquizados. La mundialización creciente de la economía
creó las condiciones para nuevos movimientos de población y la gestión de esos flujos
migratorios corrió a cargo de un nuevo sistema político, que comenzó a organizar las
identidades en función de la pertenencia nacional. Desde esta perspectiva, que
explayaremos en el apartado 2, las migraciones internacionales modernas responden
principalmente -no exclusivamente- a dos procesos interrelacionados
La expansión del capital que, para revalorizarse, necesita asalariar a la población
trabajadora; esto ha implicado, entre otras cosas, la quiebra paulatina de culturas
económicas no capitalistas y el traslado forzoso o voluntario de trabajadores a
enclaves productivos para el capital. Generalmente los flujos de población han
seguido a las inversiones y éstas se han orientado hacia aquellos espacios y sectores
donde podían obtener mayores beneficios. En ocasiones, sin embargo, las
inversiones han tenido el efecto contrario, como ocurre en la agricultura y el
artesanado tradicional, sectores en los que la tecnificación del trabajo incrementa la
productividad y da lugar a un excedente de mano de obra
Respuesta:
Los desplazamientos masivos de grupos humanos más allá de sus fronteras
habituales son una constante de la historia de la humanidad. En sus orígenes como especie
los homínidos constituían grupos nómadas que establecían su residencia, siempre
provisional, en función de la disponibilidad de recursos para su manutención. En una etapa
posterior se impuso el sedentarismo, aunque de forma nunca acabada (en la actualidad hay
millones de personas integradas en grupos que siguen practicando el nomadismo). Los
historiadores han constatado la existencia de migraciones importantes desde hace más de
cuatro mil años (la primera de ellas, en torno al 2300 a.C., desde Anatolia a la península
griega), que se han realizado bajo diversas formas: nomadismo, trashumancia, peregrinaje,
éxodos y traslados forzosos, colonizaciones, etc. Por ejemplo, las grandes civilizaciones
mediterráneas (Fenicia, Cartago, Grecia y Roma) organizaron flujos emigratorios para
exportar el “excedente” social que se acumulaba en sus fronteras interiores como método
para garantizar el orden político1
.
En cada gran período histórico las migraciones han adoptado formas y funciones
diferenciadas; aquí nos detendremos sólo en las que se registran desde la constitución de
una economía-mundo y del surgimiento de los estados-nación en Europa, a partir del siglo
XVI. La construcción social de un nuevo sistema que comenzó a organizar las identidades
en función de un concepto de ciudadanía ligado al de nacionalidad, creó a su vez el
concepto moderno de extranjero2
. Las fronteras del estado-nación y la globalización
creciente de la economía crearon las condiciones para un nuevo tipo de procesos
migratorios, que alcanzaron dimensiones hasta entonces desconocidas. Aunque el prejuicio
dominante afirma que los estados-nación son la expresión institucional de un “pueblo”,
1
Para una visión de conjunto de las migraciones internacionales, en el pasado y en la actualidad, ver
BLANDIN, C. (Ed.), Atlas de las migraciones. Las rutas de la humanidad, Akal, UNED y Le Monde
Diplomatique, Valencia, 2010.
2
Sobre las implicaciones sociales y jurídicas de la categoría de extranjero en distintos períodos históricos,
ver ÁLVAREZ DORRONSORO, I., Diversidad cultural y conflicto nacional, Talasa, Madrid, 1993.
5
considerado como colectivo étnicamente homogéneo, la historia muestra que las
migraciones han tenido gran importancia en la construcción de las naciones. Durante este
período el factor político ha tenido una importancia crucial en la génesis de movimientos
humanos: por un lado, la pretensión de las nacientes burguesías de asentar su hegemonía
sobre el resto de la sociedad provocó la exclusión de minorías (grupos religiosos, gentes de
“mal vivir” peligrosas para el orden social, etc.) que se vieron abocadas al éxodo. Además,
el colonialismo de los estados imperiales de la época estuvo acompañado de una
“estrategia civilizadora”, que difundió pautas culturales de las sociedades europeas a lo
largo del mundo colonizado.
Nuestra descripción de los principales flujos migratorios internacionales, sean
norte-sur, sur-norte o sur-sur, se estructura a partir del papel jugado en los últimos siglos
por las dos instituciones a las que nos hemos referido: la paulatina constitución de una
economía-mundo capitalista y el surgimiento de una nueva arquitectura política de
estados-nación mutuamente jerarquizados. La mundialización creciente de la economía
creó las condiciones para nuevos movimientos de población y la gestión de esos flujos
migratorios corrió a cargo de un nuevo sistema político, que comenzó a organizar las
identidades en función de la pertenencia nacional. Desde esta perspectiva, que
explayaremos en el apartado 2, las migraciones internacionales modernas responden
principalmente -no exclusivamente- a dos procesos interrelacionados
La expansión del capital que, para revalorizarse, necesita asalariar a la población
trabajadora; esto ha implicado, entre otras cosas, la quiebra paulatina de culturas
económicas no capitalistas y el traslado forzoso o voluntario de trabajadores a
enclaves productivos para el capital. Generalmente los flujos de población han
seguido a las inversiones y éstas se han orientado hacia aquellos espacios y sectores
donde podían obtener mayores beneficios. En ocasiones, sin embargo, las
inversiones han tenido el efecto contrario, como ocurre en la agricultura y el
artesanado tradicional, sectores en los que la tecnificación del trabajo incrementa la
productividad y da lugar a un excedente de mano de obra
Explicación: