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Dosis bajas de contaminantes también pueden ser letales
La desaparición masiva de las abejas, también conocida como “colapso de colonias” (CCD, por sus siglas en inglés), es un fenómeno que alcanzó su auge en Norteamérica a partir de 2000 y, desde 2007, también en países europeos, como Bélgica, Francia, Holanda, Grecia, Italia, Portugal o España.
En 2011, un informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) señaló que el colapso de colonias era ya un problema global. Los científicos tratan desde hace años de buscarle una explicación y de aportar soluciones, incluso desde el terreno de la tecnología o de la informática.
En 2012, dos estudios señalaron, al igual que Greenpeace, la importancia del papel de los pesticidas comunes en la muerte masiva de las abejas.
Revelaron, por una parte, que el pesticida neonicotinoide imidacloprid (mencionado en los datos del informe hecho público hoy) reducía drásticamente la descendencia de las abejas y, con ello, frenaba el crecimiento de las poblaciones. El segundo estudio constató que un neonicotinoide, el thiamethoxam, provoca desorientación en las abejas, causando una alta mortalidad entre ellas.
Otros científicos han señalado como posible causa de la CCD a los pesticidas, aunque en relación con otros factores (otro modo de efecto sinérgico). En concreto, investigadores del Laboratoire Microorganismes: Génome et Environnement y del Laboratoire de Toxicologie Environnementale de Francia descubrieron en 2011 que las abejas melíferas presentan un riesgo mayor de infectarse de parásitos letales cuando están expuestas a insecticidas, aunque sólo sea en dosis muy bajas.
eenpeace ha publicado hoy el informe científico La pesada carga de las abejas, un análisis sobre los residuos de plaguicidas en el polen de panal (pan de abeja) y en el polen capturado a abejas melíferas.
Sus resultados muestran que más de dos tercios del polen recogido estaban contaminados hasta con 17 sustancias tóxicas distintas, lo que confirma que las abejas están expuestas a polen contaminado por distintas sustancias químicas, que amenazan a su población.
La variedad de sustancias resulta especialmente peligrosa para las abejas, pues su efecto sinérgico -o interacción de los diferentes componentes químicos- puede resultar más tóxico que una sola sustancia química.
“El polen envenenado es una amenaza directa a toda la población de abejas, debido a que la colonia, incluyendo larvas, obreras y zánganos, se alimentan de este polen como fuente de proteínas y energía”, explica Matthias Wüthrich, Responsable de la Campaña de Agricultura Ecológica de Greenpeace Suiza, en su blog.
Según la web de Greenpeace, la presente investigación es una de las más extensas de las realizadas a este respecto hasta la fecha en Europa. En ella, se tomaron más de 100 muestras en 12 países europeos, en una sola temporada de pecoreo, que es la época en que las abejas obreras recolectan polen y néctar.
esto me hizo escribir mi profesor espero que te sirva