Respuestas
La necesidad de sentido es hoy la misma de siempre, pero ya no resultan
satisfactorias para muchos las respuestas tradicionales de la religión y la filosofía
basadas en dogmas, en mitos orientados a mitigar la angustia existencial y el miedo a la
muerte, o en metarrelatos no corroborados por la experiencia directa. El siglo pasado ha
protagonizado, además, un cuestionamiento progresivo de instituciones y tradiciones
milenarias, lo que ha contribuido igualmente a inocular el fermento de la duda y la
sensación de que todo es incierto y relativo, de que no hay referentes sólidos a los que
atenerse. También han hecho aguas para una mayoría las grandes utopías sociopolíticas
que buscaron llenar el vacío dejado por la crisis de las cosmovisiones tradicionales. Y
no todos atinan a dar un sentido elevado y creador a su existencia cuando el entorno
social, lejos de ofrecer modelos adecuados para ese fin, invita a avanzar en la dirección
opuesta.