Respuestas
cua cuajkllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllll
Argumento: Atilio Dentolini vive con una tía muda,
ya que sus padres están separados y, por razones de
trabajo, viajan todo el tiempo. La aventura comienza
con un grupo de amigos en una casa abandonada,
una venganza y varias desapariciones. Luego, el
destino llevará a Atilio al Instituto Baldesarre. Allí
habitan extraños personajes, un cementerio de pájaros suicidas y el olvidado parque de diversiones que
alberga una maldición asesina.
Análisis: en El túnel de los pájaros muertos, como en
muchas ficciones de Marcelo Birmajer, la acción se
ubica en el barrio de Once; en esta ocasión, en una
casa abandonada que será el escenario de la venganza
de Atilio, un niño callado y solitario que es objeto de
las burlas de sus compañeros.
Ya cumplidos los trece años, Atilio, como un moderno
Peter Pan, deja de crecer, aunque paradójicamente
el hecho de ser repetidor lo transforme en el líder
de los alumnos del Instituto Baldesarre, un oscuro
orfanato de la provincia de Buenos Aires que alberga
niños rechazados por sus progenitores. Sin dudas, en
el miedo al abandono y en la cruel orfandad radican
los componentes más ligados al terror psicológico de
esta obra.
Al desplazarse la acción a Garro, un pueblo inexistente, la ficción se posiciona definitivamente en otra
dimensión. A esto se suma el desafío de los alumnos
de ingresar al parque de diversiones abandonado,
vecino al instituto, lo que plantea la ruptura de un
equilibrio que solo preanuncia peligros.
A lo largo de diez capítulos, se van desarrollando una
serie de tópicos propios del género (el temor al doble;
la existencia de fantasmas, animales y objetos animados; la pérdida de la integridad física –como dolor o
amputación de miembros– y psíquica) que refuerzan
la idea de un mundo amenazante y paralelo, regido
por leyes ajenas al orden natural.
Los escenarios resultan un condimento esencial en la
creación de la atmósfera: desde la casa abandonada de
la calle Uriburu hasta el parque de diversiones –que
funciona como un cementerio de juegos–, pasando
por el siniestro Instituto Laserre y el Manicomio de
Mar Serena, todo indica que estamos ante ambientes
signados por la muerte y la locura.
En cuanto al narrador, apela a diversos recursos del
lenguaje (preguntas retóricas, verbos impersonales,
coordinantes disyuntivos, adverbios de duda, descripciones) para sumergir al lector en ese universo
desconocido.
El túnel de los pájaros muertos cumple con el objetivo
esencial del género: hacer que el lector sienta el placer de
la lectura al mismo tiempo que experimenta el miedo.