Respuestas
No era la primera vez que los romanos se enfrentaban a enemigos extranjeros; ya lo habían hecho con griegos, celtas y cartagineses. Tampoco era la primera vez que recibían inmigrantes.
Durante siglos, Roma importó ciudadanos de tierras distantes que nada tenían que ver con la península italiana, como la provincia de Hispania.
Sin embargo, entre los siglos III y VIII Roma sí encaró algo que no había visto antes: la entrada masiva de visitantes foráneos que no venían en son de paz.
Roma estaba ante una decadencia en su política interna que condujo a pleitos civiles y gobiernos ineficientes que ocasionaron su ruina.
Desde la época de Constantino hasta la de Teodosio, el Imperio Romano fue sufriendo paulatinas derrotas a manos de las tribus germánicas.
Estas se fueron asentando poco a poco en su territorio hasta que sintieron la confianza suficiente para asestar un golpe más fuerte. El resto del trabajo lo hizo Atila con sus hunos.
Finalmente, para el siglo V, la suerte estaba echada y en siglos sucesivos esta situación no tuvo marcha atrás sino que acabó consolidándose de manera irreversible. El Imperio Romano había desaparecido y tras de sí habían quedado consecuencias que sellaron e