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Con toda probabilidad fue la primera persona en observar lo que denominó animálculos: bacterias, protozoos, algas y otros microorganismos y orgánulos celulares. Con su habilidad natural para pulir las lentes y el uso de la iluminación, junto a su aguja vista, abrió todo un mundo minúsculo al universo de la ciencia y dejó un legado que otros científicos brillantes, como Huygens, supieron aprovechar. Tan solo le faltó cierta habilidad para dibujar sus observaciones, por lo que contrató a un ilustrador que lo hiciera por él y así poder acompañar los escritos de sus observaciones con dibujos.
Mantuvo correspondencia con la Royal Society de Londres con los que compartía sus observaciones y descripciones minuciosas y claras del algas como Spirogyra,
Protistas ciliados como Vorticella o los animálculos que observó al poner bajo su atenta mirada y los aumentos del microscopio su propia placa dental, descubriendo «curiosos animalillos que presentaban movimientos rápidos». Acababa de observar por primera vez las bacterias que viven entre nuestros dientes.
También puso bajo su escrutadora mirada tejidos animales, vegetales y minerales, descubriendo foraminíferos microscópicos, a los que llamaba «pequeños berberechos», nematodos , rotíferos y otras curiosas criaturas por primera vez observadas.
Sin ninguna duda, Anton van Leeuwenhoek es otro de los gigantes de la ciencia que en Principia hemos homenajeado incluyendo entre los 20 científicos más relevantes de la historia incluyéndolo en nuestro juego «Ciencia a pares», al igual que hicimos con Michael Faraday.
ntoni van Leeuwenhoek: el padre de la microbiología que desafió a la ciencia
El visionario científico holandés creó sus propias lentes para descubrir el fascinante mundo de las bacterias y los microbios. Esta es su historia
LA VOZ
24/10/2016 20:04 H
Antoni van Leeuwenhoek era un vendedor de telas. Y no tenía estudios. Pero consiguió convertirse en uno de los científicos más trascendentales de la historia, hasta el punto de ser considerado el padre de la microbiología. A diferencia de otros eruditos como Galileo Galilei, que se centraron en estudiar los cielos para descifrar el universo, Van Leeuwenhoek apostó por observar el interior del planeta y querer ver lo invisible. El holandés descubrió que estamos rodeados de minúsculas representaciones de vida. Tan pero tan diminutas, que no era posible apreciarlas con los microscopios que existían en su época. Así que este holandés, repetidamente despreciado por sus orígenes humildes y su falta de estudios, se puso manos a la obra para crear sus propios microscopios con lentes extremadamente simples. En ese momento, Antoni Van Leeuwenhoek aún no era consciente de que su fascinación por las pequeñas cosas le llevaría a descubrir el maravilloso mundo de las bacterias y a convertirse en un formidable cazador de microbios.Antoni Van Leeuwenhoek elaboró con sus propias manos más de 500 lentes, algunas de las cuales podían aumentar hasta 500 veces el tamaño original de los microorganismos. La mayoría estaban realizados con plata y cobre. Sus microscopios lo convirtieron en uno de los primeros hombres capaces de observar las células, al igual que lo hizo en su momento Robert Hooke. A Van Leeuwenhoek se le adjudican los descubrimientos de los protozoos, las bacterias, la vacuola de la célula y, según algunos expertos, los espermatozoides, a los que llamó «animálculos».