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Resumen de El príncipe
El príncipe es la obra en la cual Nicolás Maquiavelo plasma su visión de la política, basada en su particular experiencia y su profundo conocimiento de la historia y la psique humana. A continuación hacemos un resumen temático de los contenidos del libro.
Clases de principados, formas de adquirirlos y gobernarlos (capítulos 1-11)
LAS REPÚBLICAS Y LOS PRINCIPADOS
Los primeros capítulos de la obra están dedicados a explicar las distintas clases de principados que hay y las maneras en que estos pueden adquirirse. Comenta que los Estados pueden ser repúblicas o principados, y que pueden ser hereditarios, cuando se trasmiten a través del linaje, o nuevos, cuando se obtienen por herencia o conquista, mediante las armas propias o las ajenas, por fortuna o por virtud.
EL PODER ABSOLUTO O COMPARTIDO
Maquiavelo considera que existen dos formas esenciales de gobernar un principado según las circunstancias políticas: detentando el poder absoluto o administrándolo conjuntamente con un grupo de barones de nobleza propia (no adquirida por gracia del príncipe).
Aconseja optar, de ser posible, por la primera de las opciones: detentar el poder absoluto, pues con la segunda, el príncipe ostentará una menor autoridad y deberá sofocar frecuentemente rebeliones internas.
SOBRE LOS ESTADOS QUE SE REGÍAN POR LEYES PROPIAS
También analiza Maquiavelo la forma en que se debe proceder en un Estado que, antes de su conquista, se gobernaba por leyes propias, y, enumera las tres opciones que tiene el gobernante: 1) destruirlo, 2) radicarse en él, o 3) mantener las leyes y costumbres anteriores, pero obligándolo a pagar tributos y ser gobernado por un grupo leal al príncipe.
Advierte que, sin embargo, este tipo de Estados o ciudades tienen un gran orgullo por su libertad, razón por la cual siempre estarán dispuestos a levantarse para reconquistarla. Así, pues, la única opción segura que tiene el príncipe para mantener el poder es arrasarlo y dispersar a la población.
SOBRE LA ADQUISICIÓN DE PRINCIPADOS CON ARMAS PROPIAS O AJENAS
Según Maquiavelo existen dos formas de adquirir los principados: con las armas propias y con virtud, o con las armas y la fortuna de otros.
En el primer caso, señala que, si bien estos principados son más difíciles de adquirir, son, a la larga, más fáciles de mantener, siempre y cuando se disponga de las suficientes fuerzas.
En el segundo, explica que los principados adquiridos con las armas y la fortuna de otros aunque resultan muy fáciles de obtener, son, al contrario, difíciles de mantener, pues se depende de un conjunto de factores que lo condicionan.
EL BUEN Y MAL USO DE LA CRUELDAD
Maquiavelo también advierte sobre el uso de la crueldad y la forma en que esta debe ser aplicada. Sostiene que es bien usada si se cometen todos los crímenes al principio, lo que permite que luego, poco a poco, se pueda empezar a otorgar beneficios a los súbditos, para hacerlos olvidar las ofensas recibidas previamente.
La crueldad es mal usada cuando no son cometidas todas en un inicio, lo que fuerza a que deban seguir cometiéndose en lo sucesivo, lo que le atrae la enemistad del pueblo y conduce al príncipe al fracaso.
PRINCIPADOS CIVILES Y ECLESIÁSTICOS
Son también referidos otros tipos de principados, como lo son el civil y el eclesiástico. El primero, el civil, se obtiene con el favor de los ciudadanos (de los poderosos o del pueblo); para él se requiere sobre todo de astucia política, principalmente para mantener al pueblo del lado del príncipe.
El segundo, el eclesiástico, por su parte, es bastante difícil de adquirir en un principio, pero luego es muy fácil de mantener, puesto que se apoya en las leyes de la religión.
SOBRE EL EJÉRCITO
Con relación al ejército y los soldados que el príncipe debe tener a su disposición, Maquiavelo afirma que estos pueden ser de tres tipos: propio, auxiliar y mixto. Advierte sobre los soldados mercenarios, que luchan por dinero y no por lealtad.
Desaconseja los soldados auxiliares, que pertenecen a otro príncipe, al cual deben su fidelidad. E indica que lo idóneo será tener un ejército propio, que solo al príncipe deba lealtad.
También refiere la importancia de que el príncipe se ocupe de la guerra, que es tarea fundamental en el Estado, que ni siquiera en tiempos de paz debe abandonarse, pues, advierte, un príncipe que no es hábil en los artes de la guerra será despreciado por el pueblo.
SOBRE SER AMADO O TEMIDO
En este sentido, aconseja Maquiavelo ser amado y temido simultáneamente, pero afirma que, puestos a elegir, lo mejor es ser temido que amado, pues el pueblo —explica— siempre puede olvidar el amor, pero nunca el temor, y gracias a esto disminuyen las posibilidades de se