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En los últimos 20, años las investigaciones en la antropología urbana en el Perú fueron muy escasas debido en parte a la inseguridad provocada por la violencia política, la crisis académica y de investigación que sufrieron y todavía sufren las universidades, en particular las nacionales y el recorte de fuentes financieras externas para la investigación, particularmente académicas, debido a la reorientación de los fondos hacia los países del ex-bloque socialista y la prioridad para atender trabajos más orientados a la aplicación. La mayor parte de los análisis sobre la cultura urbana se han hecho sobre la base de datos estadísticos secundarios o en basé a presunciones teóricas e ideológicas sin los datos etnográficos que los sustenten.
En los últimos años, las investigaciones urbanas han empezado a cubrir esa gran ausencia, en particular de datos etnográficos, en parte, gracias a la relativa estabilidad política y una nueva actitud por parte de los estudiantes de ciencias sociales, en particular de, universidades nacionales, que han tornado el discurso político e ideológico a otro donde la objetividad y el análisis aparecen como metas académicas. Este cambio se debe a la necesidad de contribuir, por un lado, al avance de la teoría, la metodología y el trabajo dé campo, y por otro, la necesidad de profesionalización para ingresar a un mundo mucho más competitivo en donde el que está mejor preparado, académica y profesionalmente, estará en mejores condiciones para acceder a un mercado laboral cada vez más restringido debido a la nueva orientación de la economía liberal.
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En los últimos 20, años las investigaciones en la antropología urbana en el Perú fueron muy escasas debido en parte a la inseguridad provocada por la violencia política, la crisis académica y de investigación que sufrieron y todavía sufren las universidades, en particular las nacionales y el recorte de fuentes financieras externas para la investigación, particularmente académicas, debido a la reorientación de los fondos hacia los países del ex-bloque socialista y la prioridad para atender trabajos más orientados a la aplicación. La mayor parte de los análisis sobre la cultura urbana se han hecho sobre la base de datos estadísticos secundarios o en basé a presunciones teóricas e ideológicas sin los datos etnográficos que los sustenten.
En los últimos años, las investigaciones urbanas han empezado a cubrir esa gran ausencia, en particular de datos etnográficos, en parte, gracias a la relativa estabilidad política y una nueva actitud por parte de los estudiantes de ciencias sociales, en particular de, universidades nacionales, que han tornado el discurso político e ideológico a otro donde la objetividad y el análisis aparecen como metas académicas. Este cambio se debe a la necesidad de contribuir, por un lado, al avance de la teoría, la metodología y el trabajo dé campo, y por otro, la necesidad de profesionalización para ingresar a un mundo mucho más competitivo en donde el que está mejor preparado, académica y profesionalmente, estará en mejores condiciones para acceder a un mercado laboral cada vez más restringido debido a la nueva orientación de la economía liberal.