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No llevar a cabo una depuración de aguas residuales urbanas puede tener efectos muy negativos sobre el medio ambiente y la salud de las personas, ya que supone el vertido de aguas con contaminantes procedentes de la actividad humana, ya sea industrial o doméstica, que puede provocar modificaciones sustanciales en las características del agua y, por lo tanto, de su función ecológica o usos.
No llevar a cabo una depuración de aguas residuales urbanas puede tener efectos muy negativos sobre el medio ambiente y la salud de las personas, ya que supone el vertido de aguas con contaminantes procedentes de la actividad humana, ya sea industrial o doméstica, que puede provocar modificaciones sustanciales en las características del agua y, por lo tanto, de su función ecológica o usos.
Entre las principales alteraciones que se perciben en el agua a causa de los vertidos está la disminución de su cantidad de oxígeno, lo que afecta de forma perjudicial a la fauna y la flora propia de los ecosistemas acuáticos. También en la proporción que presenta de nutrientes, provocando como consecuencia un excesivo crecimiento de algas y otras plantas (eutrofización). Además, existe peligro de propagación de organismos patógenos o sustancias tóxicas, que pueden ser causantes de la transmisión de enfermedades, a lo que habría que añadir otros factores como la aparición de fangos y flotantes, y la consiguiente generación de malos olores y degradación de los lechos de los ríos.