• Asignatura: Historia
  • Autor: alansura82
  • hace 8 años

Resumen del cuento vendedora de los fosforos
Y las habichuelas magicas

Respuestas

Respuesta dada por: carlita365
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La última noche del año era dura y fría, las calles de la ciudad estaban cubiertas de nieve, y una pequeña vendedora de cerillas las recorría sin más consuelo que la idea de encender uno de los fósforos que llevaba en una cajita para vender, pero que nadie le había comprado. Sentada en el suelo y hecha un ovillo, se atrevió a sacar uno y a encenderlo. El calor fue tan agradable que a éste siguieron otros mientras imaginaba lugares hermosos donde querría estar. Y así prendieron unos tras otros hasta que vio en el cielo caer una estrella; pensó que alguien se estaba muriendo, pues así se lo había dicho su abuela, que tanto la había querido: «Cuando una estrella cae, un alma se eleva hacia el cielo con Dios». Y mientras los fósforos ardían, vio venir a su abuelita. Juntas se fueron a los cielos, donde no hay frío, ni hambre ni miedo. Al día siguiente encontraron a la pequeña cerillera muerta de frío.

Juan vivía con su madre en el campo. Un día, mientras Juan paseaba, Se encontró un paquetito debajo de un árbol. Miró dentro del paquetito y vio que en él sólo había unas pequeñas semillas redondas; entonces, Juan se guardó las semillas en el bolsillo y se fue muy contento a su casa.

Juan plantó las semillas en el jardín de su casa y se fue a la cama porque estaba muy cansado. A la mañana siguiente, Juan descubrió que, de las semillas, habían crecido raíces y tallos tan largos que se perdían en las nubes. Juan trepó por uno de los tallos y al llegar arriba, vio un castillo.

Juan se acercó al castillo y entró con mucho cuidado. Dentro del castillo, sentado en un sillón, vio a un gigante que roncaba sin parar, con un montón de monedas de oro a sus pies.

Juan se acercó al gigante de puntillas y se llenó los bolsillos de monedas. Pero, de pronto, él gigante despertó y, dando un rugido, intentó atrapar a Juan.

Juan corrió hasta el tallo de las habichuelas mágicas, descendió por la planta y, cuando llegó al suelo, con un hacha cortó el tallo para que el gigante no pudiera bajar.

Juan y su madre vivieron muy felices desde entonces con las monedas de oro del gigante

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