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27 SEP 2001
A pesar de que las realidades nacionales han ido cambiando, su sitio y su evolución en la poesía del siglo XXI están asegurados. Porque lejos está el arte de dar la espalda a la realidad. Ésta fue una de las principales ideas que se escucharon en Bogotá durante el II Congreso de Poesía Escrita en Lengua Española desde la perspectiva del siglo XXI, organizado por el Instituto Caro y Cuervo. Y las voces que así lo expresaron procedían de más de 60 poetas de 13 países de América Latina, España y Portugal, entre los días 13 y 17 de agosto, cuyas reflexiones y versos fueron escuchados en media docena de sitios a través de conferencias y recitales. Se trató de un encuentro 'poco frecuente' y por lo mismo de 'máximo valor', según el poeta chileno Jorge Montealegre. Partiendo de las conclusiones del primer congreso realizado en 1996, en el cual se meditó sobre el papel de la poesía en el siglo por comenzar, esta vez, reunidos en la sede campestre del Caro y Cuervo, deliberaron sobre lo que está pasando en este nuevo siglo. Pero, como dijo Montealegre, 'fue inevitable caer en el balance'. Él, por ejemplo, hizo un recuento de la generación de los ochenta, de lo vivido y creado en la época de Pinochet, de lo que significó la transición democrática. El español Jorge Riechmann planteó otro tema : 'La democratización del arte no tiene por qué implicar su desnaturalización o vulgarización'. El encuentro buscó promover un diálogo entre las diferentes maneras de pensar y crear poesía en Iberoamérica, en el cual participaron, entre otros, los argentinos Saúl Yurkievich y Jorge Bocaanera; los chilenos Pedro Lastra y Teresa Calderón; los cubanos Arturo Arango y César López; los españoles Rodolfo Hasler y Rosa Lentini; los mexicanos Raúl Buñuelos y Verónica Volkow; los peruanos Arturo Corcuera y Carlos Germán Belli, o los colombianos Darío Jaramillo Agudelo, Juan Gustavo Cobo Borda, Héctor Rojas Herazo, Juan Manuel Roca, Samuel Jaramillo y Luz Helena Cordero. Aunque fueron cinco días de exitosa poesía, el congreso tuvo un lunar: dejó por fuera a los poetas nadaístas, movimiento literario contestatario de los años sesenta. 'No le conviene al país que pretendan oficialmente desaparecernos', dijo en su columna del diario El Tiempo Jotamario Arbeláez, uno de sus más destacados exponentes.A pesar de que las realidades nacionales han ido cambiando, su sitio y su evolución en la poesía del siglo XXI están asegurados. Porque lejos está el arte de dar la espalda a la realidad