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Acercarse a la Madre Caridad Brader es contemplar desde el espejo retrovisor la siembra de la
semilla del pasado, acariciar los frutos
del presente y proyectar el presagio de
un futuro de prosperidad y bendición.
Desde sus inicios, su existencia se mostró abierta a la voluntad de Dios en su
historia, atenta a su llamado para dar a
conocer el amor de Dios al mundo, como
su máximo ideal y su sentido; en su obra
misionera encontramos a la mujer siempre disponible para lanzarse a lo desconocido con la fuerza de la fe y la confianza en Dios Padre; a la Madre de paz y
bien que sembró con amor y esperanza
su primera semilla en Túquerres, de donde brotó el frondoso árbol de la congregación de las Hermanas Franciscanas de
María Inmaculada.
La historia data del 19 de junio de 1888,
cuando la Madre Caridad y sus compañeras emprendieron el viaje hacia
Chone, Ecuador. En 1893, después del
duro trabajo en Chone y de haber catequizado a innumerables grupos de niños,
la Madre Caridad fue destinada para una
fundación en Túquerres, Colombia1
.
En Túquerres desplegó su ardor misionero:
Amaba a los indígenas y no escatimaba esfuerzo alguno para llegar
hasta ellos, desafiando las embravecidas olas del océano, las intrincadas
selvas y el frío intenso de los páramos. Su celo no conocía descanso.
Le preocupaban sobre todo los más
pobres, los marginados, los que no
conocían todavía el evangelio.
Ante la urgente necesidad de encontrar más misioneras para tan vasto
campo de apostolado, apoyada por
el padre alemán Reinaldo Herbrand,
fundó en 1894 la Congregación de
Caridad Brader y la Misión
Alberto Vianey Trujillo Rodríguez
Docente Departamento de Humanidades
Universidad Mariana
Franciscanas de María Inmaculada.
La Congregación se surtió al inicio de
jóvenes suizas que, llevadas por el
celo misionero, seguían el ejemplo
de la Madre Caridad. A ellas se unieron pronto las vocaciones autóctonas, sobre todo de Colombia, que
engrosaron las filas de la naciente
Congregación y se extendieron por
varios países2
.
Mediante la lectura atenta de algunos
episodios de su vida y la visita al Museo,
el grupo de Terapia Ocupacional de primer semestre, interiorizó su mensaje y
el valor de su actividad misionera. De la
experiencia del grupo se invitó a la comunidad universitaria a conmemorar a
la Madre Caridad Brader y su legado.
La principal misión de la madre caridad era la de llevar el evangelio a todo aquel que quisiera escucharla además de realizar labores de servicio al prójimo ayudando a las personas menos privilegiadas, enfermos y madres solteras incluyendo los también en las enseñanzas cristianas.
Recordemos que la madre caridad fue una hermana religiosa y católica Suiza fundadora de las hermanas franciscanas de María inmaculada.