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El viejo Wembley, hoy enterrado bajo los ladrillos y vigas del nuevo estadio, fue durante casi 80 años escenario de alguno de los capítulos más memorables de la historia del deporte.
El 28 de abril de 1923 se disputó allí la primera final de la Copa de Inglaterra, en un estadio que estaba destinado a ser desmontado tras la Exposición Universal de 1924. Ese día, en el que Bolton venció al West Ham por dos a cero, más de 200.000 aficionados se amontonaron en un recinto previsto para 127.000.
El partido pasó a la historia como "La final del caballo blanco", en referencia a un policía montado que ganó protagonismo al intentar evacuar el campo de juego.
En el verano de 1948, el estadio albergó los Juegos Olímpicos. El checo Emil Zatopek ganó allí los 10.000 metros y la holandesa Fanny Blankers-Koen logró cuatro medallas de oro (100 metros, 200 metros, 80 metros vallas y relevos).
El 6 de noviembre de 1953 fue sede del conocido como "partido del siglo". El gran equipo de Hungría, liderado por el legendario Puskas, autor de dos goles, aplastó 6-3 a Inglaterra, que hasta ese momento permanecía invicta en esa cancha.
El 30 de julio de 1966, la selección inglesa venció a Alemania por 4-2 y ganó la Copa del Mundo. Geoff Hurst logró el único triplete de la historia en final de un Mundial.
El 13 de julio de 1985 fue la fecha en la que Wembley pasó a la historia por ser algo más que la sede de gestas deportivas. El estadio albergó el mítico concierto Live Aid, en favor de la lucha contra el hambre en Africa, que reunió a 1.400 millones de telespectadores en 170 países. En 1988, la historia se repetiría, con el concierto de homenaje por el cumpleaños 70 de Nelson Mandela.
El 20 de mayo de 2000, con la final ganada por 1-0 por Chelsea contra Aston Villa, se disputó el último partido de clubes en el viejo Wembley. Inglaterra terminó de jugar el 7 de octubre de ese año con una derrota contra Alemania por uno a cero.
En 2002, dos años después de haber sido cerrado, Wembley fue destruido.