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La Revuelta Decembrista
El 28 de diciembre de 1825 se produjo la llamada Revuelta decembrista, un levantamiento de oficiales del ejército ruso de origen aristocrático, en contra del poder absoluto del zar.
Durante el reinado del zar Alejandro I se había gestado la posibilidad de una apertura hacia ideas liberales similares a las que imperaban en el resto de Europa, y un gobierno constitucional, reformas impulsadas por Mikhail Speransky, asesor del zar. Pero este cambio nunca se concretó. Al morir Alejandro I, a comienzos de diciembre de 1825, no había designado sucesor, en apariencia. Se creía que, Quienes estaban a favor del cambio contaban con que lo sucedería su hermano Constantino Romanov, pero se supo que un documento firmado secretamente por Alejandro en 1822 designaba a su otro hermano, Nicolás, como sucesor legítimo.
Antes de la proclamación de Nicolás se produjo la sublevación, que comenzó la mañana del 26 de diciembre de 1825. Los oficiales, alrededor de 3.000, ocuparon la Plaza del Senado y pronto se vieron enfrentados a un grupo de 9.000 soldados enviados por el zar para disuadirlos. Un ataque de los sublevados al Palacio de Invierno fue rechazado.
Por la tarde los soldados del zar recibieron la orden de atacar a los sublevados, pero fueron rechazados, hasta que apareció en escena un regimiento de granaderos con cañones. El ataque provocó muchas bajas entre los decembristas. Los sobrevivientes se rindieron o huyeron.
La investigación que siguió al levantamiento dio como resultado que los sublevados fueran condenados a muerte en cinco casos, mientras que el resto fue condenado a trabajos forzados, exilio o destierro permanente. Los pocos que sobrevivieron a sus condenas fueron indultados en 1857 por el zar Alejandro II.
A pesar del opresivo régimen que se instauró después de esta revuelta, la ciudad continuó siendo un centro cultural de Europa y las construcciones majestuosas siguieron levantándose.
Zar Alejandro I
Zar Alejandro I
Primera Revolución - 1905
Aunque en 1860 comenzaron a implementarse algunas reformas en lo social, económico y cultural, el régimen político no se modificó. La autocracia zarista resultaba frustrante para muchos habitantes de Rusia y se sucedían las huelgas de trabajadores, los levantamientos campesinos y los motines militares. Incluso se produjeron atentados con bombas, una de las cuales mató a Alejandro II en 1881. En el lugar donde fue atacado se levantó más tarde la Iglesia del Salvador de la Sangre Derramada.
Su sucesor, Alejandro III, era absolutamente conservador. Utilizó los servicios de la Ojrana, policía secreta, para desarticular las poco cohesionadas células revolucionarias. Hubo persecuciones políticas y religiosas (particularmente en contra de los judíos y los católicos no ortodoxos) y muchos pensadores e intelectuales emigraron.
El 22 de enero de 1905 se produjo una marcha pacífica de trabajadores y campesinos con la finalidad de presentar al zar un petitorio de reformas laborales. El zar no se encontraba en la ciudad, pero los trabajadores fueron brutalmente reprimidos. Aunque no se sabe a ciencia cierta cuántos murieron ese día, se supone que fueron miles. Ese día pasó a la historia como "Domingo sangriento".
La represión no hizo más que avivar las protestas, que no sólo continuaron en los días siguientes con saqueos, incendios y huelgas sino que desembocaron en los alzamientos de 1906 hasta 1908.
A raíz de la presión generada por los hechos de 1905, en febrero de ese año se conformó la Duma, Asamblea Legislativa. El 14 de octubre de ese año se presentó al zar el llamado Manifiesto de Octubre, que el zar rubricó el día 17, aunque luego se desdijo, aduciendo que lo había hecho bajo presión.
La firma del Manifiesto llevó a la disolución de las protestas en San Petersburgo, la elección de los colegios electorales y la Constitución de 1906, en la que se proclamaba al zar líder absoluto. Básicamente la situación siguió siendo la misma, y los grupos revolucionarios fueron disueltos.
Segunda revolución - Febrero de 1917
En agosto de 1914, durante la Primera Guerra Mundial, se decidió cambiar el nombre de la ciudad a Petrogrado, ya que se suponía que "San Petersburgo" tenía reminiscencias alemanas.
Y en Petrogrado se inició la segunda revolución, a raíz de varias derrotas sufridas por Rusia en el frente de guerra, que trajeron como consecuencia mayor desocupación, estancamiento de la economía, escasez de alimentos y una hambruna generalizada.
Una huelga obrera en Petrogrado el 23 de febrero de 1917 (calendario juliano, 8 de marzo en el calendario gregoriano) fue el inicio de la revolución. Aunque ese día se produjeron pocos incidentes serios, en los días siguientes la huelga se generalizó y hubo manifestaciones durante tres días, hasta que el zar ordenó la movilización del ejército.