Respuestas
sentia lastima por ellos pero no mucho ya que ellos tenian fe
Los cuatro evangelios nos dan a conocer, en diversos pasajes, como un hecho real e histórico, la preocupación que Jesús tenía frente a los enfermos, y su actitud siempre compasiva con ellos; y nos narran, en algunos casos con lujo de detalles, los milagros que realizó en su favor.
Jesús curó a la suegra de Pedro que estaba en cama y padecía fiebre; a la mujer que padecía flujo de sangre desde hacía cuarenta años; a la hija de la mujer siro-fenicia que padecía ataques; a Bartimeo que era ciego de nacimiento; al criado del centurión romano; a los diez leprosos que encontró en su camino hacia Jerusalén y a dos ciegos que pedían limosna a la salida de la ciudad de Jericó; a la mujer encorvada que vio en la sinagoga de Cafarnaún; al paralítico que sus amigos descolgaron por el techo de la casa donde él estaba enseñando; al hombre de la mano paralizada; al endemoniado epiléptico; al tartamudo sordo; al paralítico que permanecía cerca de la piscina de Siloé, y a muchísimos enfermos más. Y como si esto fuera poco, revivió a la hija de Jairo, al hijo de la viuda de Naín, y a su amigo Lázaro. En el Evangelio de san Lucas leemos:
“Saliendo de la sinagoga entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre, y le rogaron por ella. Inclinándose sobre ella conminó a la fiebre, y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles.
A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban;bartimeo y, poniendo él las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.” (Lucas 4, 38-40).
Pero para comprender el verdadero sentido y la verdadera profundiad de esta actitud sanadora de Jesús, debemos conocer la concepción que los israelitas tenían de la enfermedad.