• Asignatura: Religión
  • Autor: sarispolita
  • hace 8 años

Literatura del pueblo Nasa o Paez, tambien sus mitos y leyendas porfavor doy 30 puntos

Respuestas

Respuesta dada por: marce5857
1

La candela, el hijo del trueno y la culebra de lame espero y te ayudiiiii


Anónimo: puedes ver el mito del pueblo paez en un blogg llamado mitos lainoamerica.
Anónimo: la paguina de brinlyn no me deja poner el enlace pero buscalo como:
Anónimo: mitosla(punto)blogspot(punto)com
Anónimo: (punto) solo pnlo como un punto.
Anónimo: XD
Respuesta dada por: Anónimo
1

para empezar tu solo publicas la pregunta y la páguina deside cuantos puntos  vale- vale 15.

MARTÍN QUEBRADA Y LA OLLA CON ORO

Decían los antiguos que era malo adueñarse de los entierros sagrados de los

Nasa: "Jamás debemos hacer como Martín Quebrada que por atrevido los

espíritus lo castigaron con la muerte".

Martín Quebrada no era pobre, tenía buenos caballos, buenas reses y tierra

abundante. Cuentan que un día andaba en su roza sembrando maíz con su

cuñado Ramos Gugú y sus dos hijos cuando de pronto su macana de sembrar se

hundió más de lo normal. Dejó marcado el sitio pero no le dijo nada a nadie; en

primer lugar, porque no estaba muy seguro de haber encontrado una guaca, pues

muchas veces éstas se confunden con simples nidos de hormigas; y en segundo

lugar, no era bueno hablar de guaca delante de una persona tan ambiciosa como

Ramos. Tales fueron sus pensamientos.

En la tarde, tan pronto se despidió su cuñado, Martín Quebrada sin decirle nada a

su mujer ni mucho menos a sus dos hijos, volvió a la roza y en el sitio donde él

antes había señalado empezó a cavar.

Fue sacando poco a poco la tierra, hasta encontrar piedras de moler que tapaban

la entrada a una cámara en forma horizontal donde halló una calavera y muchos

huesos. Al lado de la calavera, halló una olla de barro con tres patas y adornada

con figuras de animales.

Después que la sacó, y sin protección alguna, miró su contenido y vio que estaba

llena de pepitas parecidas a las uvillas: era oro puro que los familiares del difunto

hace mucho tiempo habían dejado al lado de su cabecera. Muy contento la llevó

a su casa y la guardó en el cielorraso.

Esa noche, Martín no pudo dormir aquejado por una horrible pesadilla cuando

apenas había empezado a cerrar los ojos. Soñó con un hombre negro y alto que lo

quería ahorcar. Preso de pánico, pujó tanto que su mujer desesperada no tuvo

más remedio que echarle agua fría en la cara.

Cuando despertó, le contó la terrible experiencia vivida; sin embargo, Martín desde

esa noche no fue el mismo. A cada rato decía que veía al hombre negro y alto

sentado al borde de su cama. Llamaba asustado a su mujer, pero ésta entraba y

no observaba nada irregular.

Dominga, que así se llamaba su esposa, acudió a los vecinos más cercanos.

Cuando lo vieron, se quedaron aterrados sin saber qué hacer, y como es

costumbre en estos casos llamaron al mejor Thë wala, pues según decían: “A

Martín, le han hecho un maleficio, hay que andarle rápido antes que lo maten”

El médico tradicional vino y tras soplarle hierbas calmantes, aseguró que no era

ningún maleficio, que por el contrario, Martín había cometido una falta muy grave

y por eso estaban enojadísimos los espíritus que resguardan la tierra, pero que las

señas indicaban algo muy malo y lo mejor era andarle rápido.

Fue necesario llamar a otros dos médicos tradicionales a petición del primero. Se

sentaron tres noches seguidas para coger las candelillas y así calmar a los

espíritus que estaban volviendo loco a Martín.

La tercera noche fue decisiva para los médicos tradicionales pues los médicos

tradicionales no cedían. Muy cansados los tres, se durmieron, y fue en ese

momento cuando los espíritus que cuidan la tierra se volvieron más fuertes.

Eran como las tres de la mañana, cuando Martín rompió los lazos que lo ataban.

Salió corriendo porque el hombre negro y alto ya lo iba a agarrar. En la oscuridad y

todavía loco no supo para donde coger.

Al otro día lo encontraron desnucado en una peña feísima donde lo había llevado

el hombre negro y alto.

Los médicos estaban muy tristes porque no habían podido hacer mayor cosa, es

decir, lograr que los espíritus perdonaran a Martín, haciendo que éste reparara

su error.

Mas la causa todavía permanecía en la casa. Efectivamente, en el cielorraso

encontraron la olla, pero en vez de oro hallaron una culebra verde que estaba

enroscada.

Con hierbas frescas de páramo que sólo los médicos conocen, lograron aplacarla.

Ahora faltaba llevarla de nuevo al mundo donde pertenecía.

Los médicos se pusieron de acuerdo porque las señas así lo indicaban, la olla

debía ser tirada al río Páez para que nadie más tuviera el infortunio de hacer

enojar a los espíritus.

Cuando llegaron al río, el médico mayor puso la olla sobre unas piedras y dijo:

“_Vuelve tranquila al mundo donde perteneces…” Al momento se un oyó trueno y

la olla de barro se fue aguas arriba contra la corriente.

De ahí que los Thë walas, siempre recomiendan que por ningún motivo debemos

hacer enojar a los guardianes de la tierra porque así lo han deseado nuestros

mayores.

Leyenda Nasa

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