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Respuesta dada por:
2
Te busco en el castillo de mi cuerpo, soy un rey abandonado en su palacio,
soy el tirano de mis mudos huesos. Clausurado en mi cuerpo, te persigo en la carrera de mi sangre,
te veo en los ojos que me arden hasta girar la órbita de su reposo último,
te siento impenetrable entre mi vientre como una dura catedral de vino.
Alfredo Fressia.
Mientras por competir con tu cabello,
Oro bruñido, el sol relumbra en vano,
mientras con menosprecio en medio del llano
mira tu blanca frente el lirio bello;
mientras a cada labio, por cogerlo,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello.
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lirio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o viola troncada
se vuelva, más tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
Góngora
soy el tirano de mis mudos huesos. Clausurado en mi cuerpo, te persigo en la carrera de mi sangre,
te veo en los ojos que me arden hasta girar la órbita de su reposo último,
te siento impenetrable entre mi vientre como una dura catedral de vino.
Alfredo Fressia.
Mientras por competir con tu cabello,
Oro bruñido, el sol relumbra en vano,
mientras con menosprecio en medio del llano
mira tu blanca frente el lirio bello;
mientras a cada labio, por cogerlo,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello.
goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lirio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o viola troncada
se vuelva, más tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.
Góngora
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