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La desaceleración de la economía china y la reducción en los precios de las materias primas llevaron al FMI a revisar su proyección de crecimiento para varios países emergentes. En América del Sur se contraerán: Venezuela (-7,0 por ciento), Brasil (-1,0 por ciento) y Argentina (-0,3 por ciento). Entre los países con expansión, el mejor desempeño lo tendrá Bolivia con 4,3 por ciento, seguido por Paraguay (4,0 por ciento), Perú (3,8 por ciento) y Colombia (3,4 por ciento), mientras que Ecuador con 1,9 por ciento tendrá el desempeño más bajo.
El desafío para Ecuador es encontrar las vías para acelerar el crecimiento en este nuevo escenario. Las recetas que funcionaron en el pasado ya no tienen la misma efectividad. No podemos esperar que la aspirina, que es muy buena para el dolor de cabeza, sirva para curar una infección.
La clave está en las expectativas y su impacto en las decisiones de inversión. Los empresarios toman decisiones de inversión en base a sus perspectivas de ingresos futuros. La incertidumbre se produce cuando los empresarios desconocen la demanda futura y si podrán vender toda su producción.
Las expectativas de corto plazo generan oleadas de pesimismos u optimismos que pueden rebasar los cálculos racionales. Cuando las expectativas son negativas se aplazan las decisiones de inversión. Los empresarios buscan mantenerse líquidos y no colocan ese dinero en la producción. Esto eleva la tasa de interés lo que contrae más la inversión.
Cierto es que este año Ecuador ha sufrido un shock externo importante por el desplome en los precios del petróleo y la apreciación del dólar. Pero el mayor golpe a las expectativas empresariales lo ha dado el Gobierno al priorizar objetivos político electorales por sobre la producción. Entre las medidas gubernamentales que han incrementado la incertidumbre en los actores económicos están: proyecto de incremento en los tributos a las herencias y plusvalía, obligatoriedad de los bancos de adherirse al dinero electrónico, pago a contratistas públicos con bonos del Banco Central para que éstos a su vez paguen tributos, y las nuevas obligaciones de reporte de la banca sobre transferencias al exterior.
¿Cuál es la solución? Necesitamos un cambio en las prioridades gubernamentales. La producción tiene que volver a ser el centro de la política pública como única vía sostenible para la generación de empleo y reducción de la pobreza. El punto de inicio es restaurar las expectativas de empresarios y consumidores. El gasto público debe ser sostenible sin necesidad de nuevos tributos ni de agresivo endeudamiento externo. La política pública debe enfocarse en eliminar la incertidumbre para demostrar a los agentes económicos que Ecuador es un país atractivo para invertir.