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La experiencia vivida y que me queda de este trabajo de investigación es muy grata, pues me llevó a desempolvar textos que durante la universidad tuve la oportunidad de estudiar y consultar, pero es ahora que les he tomado el verdadero sabor de la importancia de los antecedentes y sucesos que han dejado una huella en lo que es hoy México, en su gente, en sus instituciones y sobre todo en su Constitución. Me ha llevado a generar conciencia de que no todo lo que nos ha sido enseñado es verdad, que la historia efectivamente es como la cuenta el vencedor o el que subsiste para contarla, que nuestras autoridades educativas -tal como la Iglesia en la Edad Media- concentran, manipulan y dosifican lo que quieren que sepamos de ella y que mientras no hagamos un constante esfuerzo por interesarnos y profundizar en cualquier tema de política, historia, derecho, sociología, o de cualquier índole, caemos en el riesgo de estar equivocados en nuestra percepción.
Afortunadamente, no me enfrenté a problemas para encontrar bibliografía sobre la Constitución de Cádiz, sino al contrario, el mayor problema que encaré fue el de la falta del tiempo que hubiera querido para dar lectura a la totalidad de material, sin embargo, al final, cumplí con mis metas diarias fijadas para la lectura, relectura, análisis y redacción de este artículo. Ahora sólo espero que sea del agrado del lector y que cumpla con los requisitos de un trabajo serio y acorde al nivel de estudio de posgrado.
La Constitución de la Monarquía Española promulgada en la ciudad de Cádiz el 19 de marzo de 1812, es sin duda alguna una de las constituciones más importantes, tanto para la historia española como para la de México. Su trascendencia radica en que marca una pauta imborrable por ser la primera constitución -en el sentido moderno de la palabra- impuesta a la monarquía española que tradicionalmente había sido absolutista, es decir, carente de control alguno para el monarca. Asimismo, con la invasión de Napoleón Bonaparte[1] a España, la abdicación al trono de Carlos IV, la captura de su hijo y la presión de Bonaparte para la renuncia al trono español de Fernando VII, la imposición en el trono de José Bonaparte, entre las principales causas, se obligó a los habitantes de los reinos en ambos hemisferios a pensar, a encontrar las respectivas soluciones a sus problemas, generándose un laboratorio de ideas como: la recuperación de la soberanía popular, la representación popular, la convocatoria a un poder constituyente, el desconocimiento de un soberano impuesto, el reconocimiento de derechos humanos y sus garantías, y el primer paso en el largo recorrido para alcanzar nuestra independencia.