Respuestas
Los historiadores del arte, por el contrario, se caracterizan por:
Trabajan con el pasado: un historiador del arte trabaja con el pasado, su objeto de análisis son las obras artísticas realizadas con anterioridad a su época. Así, el historiador puede elaborar teorías sobre el significado de la Venus de Willendorf o sobre el arte abstracto, pero nunca de lo que se produce hoy. No hay nada que lo impida, pero existe una regla no escrita que dice que al menos deben respetarse treinta años de cortesía para poder interpretar una obra de arte o cualquier acontecimiento histórico.
Utilizan un lenguaje académico: el lenguaje que utilizan no es, en modo alguno, poético. Se prescinde, en la medida de lo posible de los adjetivos que conviertan el escrito en una visión demasiado personal del asunto a tratar. Aunque se trate de arte y los adjetivos sean casi imprescindibles para referirse a las obras, se trata de ser lo más aséptico posible en este sentido.
No tienen por qué ser sintéticos: los historiadores del arte elaboran teorías y las teorías requieren de un gran número de páginas para ser explicadas. Son necesarias las hipótesis, largas horas de investigación, el análisis de los elementos y la extracción de unas conclusiones. El resultado es que el número de páginas se verá considerablemente incrementado con respecto a las que utilizarán los críticos de arte.
Son más metódicos: la investigación requiere de una metodología, que muchas veces se convierte en un corsé difícil de soportar. Es el método científico el que se utiliza, se requiere de documentos que certifiquen o que apoyen las teorías enunciadas y, aunque en las humanidades, el método científico siempre se vea de alguna forma comprometido, el historiador del arte nunca renuncia a la verdad.
Son descriptivos y reflexivos: el historiador tiene que recurrir a la descripción como método de conocimiento, pero no se limite simplemente a enumerar las características de las obras de arte y sus contextos, sino que además, debe interpretarlos y reflexionar pausada y largamente sobre ellas. Las teorías no son cuestiones de inmediatez sino de reflexiones profundas sobre una determinada temática. Los críticos recurren a ellas, pero lo hacen de forma mucho más concentrada y dinámica.
Utilizan libros para comunicar sus ideas: por todo lo mencionado anteriormente, los historiadores del arte necesitan de los libros para comunicar sus ideas. Así como los críticos se hallan mejor en un medio de comunicación de masas o especializado, los historiadores del arte se sienten más cómodos en el libro o también del artículo académico, que suele ser el preámbulo de investigaciones posteriores.
De momento he encontrado estas diferencias, ahora te animo a ti a que busques alguna más para incluirla en este listado que nunca pretendió ser exhaustivo ni rígido ni excluyente. Así que estaré encantado de leer tus comentarios al respecto.
Los críticos de arte se caracterizan por:
Trabajan con la actualidad: la materia prima de los críticos de arte es la actualidad. Al igual que ocurre con los periodistas, éstos trabajan con el ahora, con las producciones de los artistas que están exponiendo en estos momentos. Sin embargo, pueden realizar críticas sobre exposiciones que traten sobre el pasado, pero al fin y al cabo, son exposiciones que se están inaugurando hoy, nunca se harán críticas de exposiciones que se llevaron a cabo hace un siglo o ni siquiera una década.
Utilizan un lenguaje más poético que académico: antes no era así, pero desde la aparición de ciertas corrientes filosóficas como el post-estructuralismo, el lenguaje de la crítica se ha ido haciendo difícil de interpretar para los no iniciados. No escriben desde un punto de vista científico sino más bien desde la poesía (o el arte, como diría Oscar Wilde) y la filosofía, aunque no hay porque dudar, ni mucho menos, de la verdad de sus aseveraciones. No se dirigen a la academia, en el sentido de que no son artículos académicos, aunque quienes los leen y lo entienden seguramente tienen algún tipo de formación en la materia.