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Asia, el continente más poblado, vive hoy el Día Mundial de la Población con importantes retos para afrontar las expectativas de los numerosos jóvenes y el envejecimiento demográfico en algunos casos.
China, el país más poblado del planeta con casi 1.361 millones de habitantes según cifras de la ONU, tiene una situación demográfica especial debido a más de tres décadas de la draconiana política del hijo único, abolida el pasado año.
Como muchas familias preferían tener un varón, la segunda economía mundial tiene ahora 40 millones más de hombres que de mujeres y unos 18 millones más de chicos que de chicas entre los menores de 15 años, de acuerdo a datos oficiales.
Pero aunque todas las parejas puedan ya tener dos vástagos, la reacción ha sido muy tibia por la amplia incorporación de la mujer al trabajo y a los elevados costes de la educación y la sanidad, y China se apresura a tomar medidas (como el aumento de la aún temprana edad de jubilación) para incrementar su población activa.
Este año, el Día Mundial de la Población se centra en las chicas adolescentes. En China, las políticas que incentiven la procreación y su encaje en la vida laboral podrían beneficiar a las actuales adolescentes.
Pero en la próxima década China cederá a India el puesto del país más poblado del mundo.
Con 1.211 millones de habitantes y una media de crecimiento demográfico anual del 1,64 %, India superará a China "en algún momento de la década de 2020", dijo a Efe el director de proyectos de la Fundación India para la Población (PFI), Sanjay Pandey.
El investigador se basa en el censo indio de 2011 y el chino de 2010, que señala que el porcentaje de crecimiento demográfico chino es de un 0,57 % anual.
Pandey destacó el "enorme potencial" de India si logra incorporar adecuadamente al mercado laboral a 300 millones de jóvenes, mientras llamó la atención sobre la situación de las mujeres, inmersas en una sociedad patriarcal en la que persisten los abortos selectivos o se da mejor alimentación y estudios a los varones.
"El 56 % de las indias son anémicas y la tragedia pasa de la mujer al útero (...) La discriminación de género es generalizada y es la causa subyacente de los pobres indicadores de salud en las mujeres", explica.
Por su parte, Japón, con 127 millones de habitantes y una de las esperanzas de vida más altas del mundo (la mayor en las mujeres -87 años- y la octava posición entre los hombres), se enfrenta al envejecimiento y la pérdida de población, casi un millón de personas en los últimos cinco años.
Esta situación abre el interrogante sobre cómo hacer sostenibles los sistemas sanitario y de pensiones, mientras otro gran desafío demográfico es el de la superpoblación de su capital (el Área Metropolitana de Tokio tiene unos 38 millones de habitantes) frente al creciente abandono de las zonas rurales.
Por ello, entre las tareas que se ha fijado el Gobierno de Shinzo Abe se encuentra la de revertir esta tendencia y frenar el flujo migratorio a Tokio, incrementar la presencia de la mujer en el mercado laboral y lograr un aumento en la tasa de natalidad.
Uno de cada cuatro japoneses ya ha cumplido 65 años o más, según datos oficiales, un problema que se agravará en el futuro: alrededor de un 36 % de los ciudadanos superarán esa edad en 2040. Asimismo, el censo del año pasado registró más muertes que nacimientos en la tercera economía mundial.
Al contrario, la región del Sudeste Asiático, con más de 633 millones de personas, tiene una de las mayores tasas de crecimiento en Asia en los últimos años, aunque ha sufrido un aumento de la desigualdad.
El archipiélago indonesio, el cuarto país más poblado y el de mayor número de musulmanes del mundo, tiene unos 256 millones de habitantes, que pueden ser 306 millones para 2035.
Según la ONU, los jóvenes de entre 10 y 24 años son claves para el crecimiento económico indonesio, pero afrontan problemas como el elevado desempleo y la falta de acceso a la salud y la educación.
En Filipinas, la población ha pasado de 52,8 millones en 1984 a más 100 millones actualmente, y muchos expertos creen que este fuerte crecimiento es una de las principales causas de que un tercio de los filipinos viva bajo el umbral de la pobreza.