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El territorio que actualmente ocupa el estado de México tiene una profundidad histórica que se hace evidente con la enorme cantidad de vestigios encontrados que abarcan alrededor de 22 000 años. Este rico territorio posee uno de los patrimonios arqueológicos más nutridos, complejos y variados de México.
Se cuenta con piezas arqueológicas que ahora se exhiben en distintos museos bajo la custodia del Gobierno del Estado de México, a través de la Secretaría de Cultura, entre ellas varias consideradas piezas maestras del arte prehispánico, como la extraordinaria talla de casi 1.80 m de altura que representa al Dios del viento “Ehécatl”, pieza que se localizó frente al templo edificado en su honor en la zona arqueológica de Calixtlahuaca, así como cerámica del sitio de Malinalco y el famoso “Tlapanhuéhuetl”, tambor ceremonial encontrado en aquel sitio, que es una excelente muestra del arte indígena de la región, corresponde al periodo Posclásico Tardío, entre otras.
Productos de esta riqueza son las zonas arqueológicas administradas por el Gobierno del estado de México que ahora pueden visitarse, que incluyen Huamango en Acambay, San Miguel Ixtapan en Tejupilco, Teotenango en Tenango del Valle y Tlapizahuac en Ixtapaluca.