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Los inmigrantes indocumentados son el sector que quizá más ha sido amenazado directamente por Trump. Por lo tanto es de esperarse que cumpla sus promesas pues, de todas maneras, es una de las comunidades más discriminadas y reprimidas en el país. Pero esto es así porque no se ha dado un buen nivel de organización, producto de que los demócratas se han encargado de impedir eso, desarticulando constantemente la conciencia, la organización y la lucha de estos.
La comunidad está a la expectativa de cómo salir a luchar. Ven como todos los espacios están maniatados por organizaciones ligadas a los supuestos “buenos” demócratas, organizaciones que cobran altos precios a los inmigrantes por cualquier trámite legal. Por otro lado, la última elección deja claro que los trabajadores y la mayoría de los inmigrantes han perdido casi toda la confianza en cualquier gobierno de Estados Unidos.
Pero, a pesar de todo, y con todas las contradicciones que existen, los inmigrantes han sido un sector social con mucha dinámica de lucha. A veces con acciones masivas y otras veces no tanto así. Pero han desarrollado mucho activismo a través de varios años, como en la época de los 80s, en varias ciudades estadunidenses, participando masivamente en las protestas contra las guerras intervencionistas de los Estados Unidos en Centroamérica, solidarizándose con las luchas de estos pueblos. Las movilizaciones que antes eran de asistencia limitada se convirtieron en grandes movilizaciones con mucha energía porque ese nuevo componente migratorio centroamericano recién llegaba.
En 1994, los inmigrantes dieron otra muestra de su organización y combatividad con una variedad de protestas para enfrentar la proposición 187, una ley anti-inmigrante presentada por el gobernador republicano de California, Pete Wilson, aprobada por el gobierno pero rechazada por la comunidad, donde se dio una de las movilizaciones más grandes (en octubre 16 de 1994), con una masiva protesta (mayor aún que las protestas en Los Ángeles desarrolladas contra la guerra de Vietnam). En 2006, se logró movilizar más de un millón en Los Ángeles y varios millones a nivel nacional. Tales movilizaciones presionaron a la Corte a declarar esta ley anticonstitucional.
Los inmigrantes y su movimiento padecen un gran problema. Este radica en la falta de organización y esto tiene que ver con el partido demócrata, pues la mayor parte de las organizaciones que dicen luchar por los inmigrantes están influenciadas y financiadas por el gobierno, el mismo gobierno que reprime y hace las redadas y las deportaciones.
Si esto continúa así, la lucha no podrá avanzar. Mientras las organizaciones disque pro-inmigrantes sigan estando bajo esa influencia política y ese control organizativo gubernamental, la causa inmigrante continuará presa, controlada y dirigida por esa burocracia sindical y comunitaria, imposibilitando que tome su cauce normal, rebelde y anti-gobierno.
La única posibilidad de avanzar en la lucha de los inmigrantes es que esta sea parte de la lucha conjunta de los trabajadores contra la burguesía. No existe posibilidad de unificar en esa lucha a los trabajadores inmigrantes con aquellos inmigrantes que hoy son parte de la burguesía estadounidense.
La burguesía es la que busca dividir a los trabajadores inmigrantes del resto de los trabajadores con posiciones xenófobas. Es preciso luchar por la unidad de los trabajadores, lo que significa luchar duramente contra las posiciones xenófobas dentro del movimiento sindical y contra las direcciones burguesas y reformistas que las estimulan, combatiendo la influencia republicana y demócrata entre los trabajadores.
Hay que recordar que las luchas de los pueblos nunca se dan de la mano de los gobiernos que les reprimen, y esa regla también aplica aquí en los Estados Unidos. Por esa razón específicamente hay que luchar completamente libre de toda influencia política del gobierno, que siempre va acompañada con los fondos económicos que dan a este tipo de organizaciones burocráticas.
El ambiente desde la victoria electoral de Trump se siente pesado: la dinámica de este con la formación de su gabinete indica que su plan reaccionario va firme. Al mismo tiempo, con temor y sorpresa, los inmigrantes están poniendo atención y fijando su mirada en lo que está pasando. Algunos organizándose y otros preguntando qué hacer para enfrentar ese futuro incierto. Mientras tanto, las protestas se comenzaron a dar por distintos sectores, principalmente la juventud, desde el mismo momento en que Trump se perfilaba ganador (esa misma noche hasta las 4 de la mañana) y continuaron así todos los días, día y noche, por tres semanas. Esa dinámica parece ir configurando lo que podría ser la respuesta del pueblo y de los inmigrantes hacia Trump. Esa es la situación en que están las comunidades de los inmigrantes.