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Una dieta bien seleccionada ofrece muchos beneficios, óptimos resultados del programa de entrenamiento, mejor recuperación durante y entre los ejercicios y otras actividades, obtención y mantenimiento de un peso y una condición física ideal, reducción del riesgo de lesiones y enfermedades, confianza en estar bien preparado para la competición, regularidad en la obtención de un alto rendimiento en los partidos… Vamos a analizar cómo deber ser la alimentación de los futbolistas al detalle en base a las últimas recomendaciones de la FIFA.
Energía
El fútbol es un deporte de trabajo intermitente. Los deportistas generalmente juegan a baja intensidad durante más del 70% del partido, pero la temperatura del cuerpo y su pulso demuestran que se quema mucha energía. En parte, la gran demanda de energía se debe a que los jugadores realizan repetidos esfuerzos de gran intensidad. Un jugador profesional de alto rendimiento efectúa aproximadamente 150-250 movimientos breves pero intensos durante el encuentro. Estos esfuerzos no sólo requieren gran cantidad de energía del sistema de energía anaeróbica, sino también un alto nivel de fosfato creatina y glicolisis durante el transcurso del partido.
Los carbohidratos, que son almacenados en los músculos y en el hígado como el glicógeno, es probablemente el sustrato más importante de producción de energía, y la fatiga al final del partido puede deberse a la disminución de glicógeno en algunas fibras musculares individuales. Basta que unas pocas fibras no puedan contraerse para que no se pueda correr tan rápidamente, e incluso, para que se pierda dicha habilidad. Los niveles de los ácidos grasos libres en la sangre aumentan progresivamente durante el partido, compensando así parcialmente la progresiva disminución del glicógeno muscular.