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EL ABSOLUTISMO
¿QUÉ ES EL ANTIGUO RÉGIMEN ?
Con el término de Antiguo Régimen se suele designar a la forma de gobierno, organización de la sociedad y de la economía de la Europa de los siglos XVI al XVIII anterior a la Revolución Francesa y a la Revolución Industrial. La forma de gobierno dominante era la monarquía absoluta. La sociedad europea del Antiguo Régimen era eminentemente aristocrática. La nobleza y el alto clero detentaban parte del poder político y de la riqueza, y gozaban de privilegios (eran los estamentos privilegiados), mientras que la burguesía y el campesinado formaban el denominado estado llano o tercer estado (estamento no privilegiado) .
A comienzos del siglo XVIII, uno de los casos más significativos de implantación del absolutismo pleno y de centralización política es el de la monarquía hispánica. La muerte de Carlos II, el ultimo de los Austrias españoles, en 1700 significó el establecimiento de la dinastía borbónica en España, Carlos II dispuso en su testamento que Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, fuese su sucesor. Tal decisión se debió a que se esperaba que la alianza con el poderoso Luis XIV aseguraría las posesiones españolas en Europa. La sucesión en el trono de la monarquía española de Felipe V rompió el equilibrio europeo en favor de la hegemonía francesa. Las potencias marítimas -Inglaterra y Holanda- y los Austrias alemanes se aliaron contra los Borbones y apoyaron como candidato al trono de España al archiduque Carlos. De 1701 a 1713 se desencadenó la llamada guerra de sucesión. La guerra concluyó con la paz de Uttrecht que sancionaba la derrota de los Borbones en Europa ; sin embargo, se reconocía a Felipe V como rey de España.
La confirmación en el trono de España de Felipe V consolidó la monarquía absoluta y centralista según el modelo Francés. Los decretos de Nueva Planta impuestos por Felipe V acabaron con la autonomía que los reinos de la Corona de Aragón habían mantenido con la monarquía absoluta de los Austrias.
ABSOLUTISMO Y REFORMISMO
Con la introducción en España de la nueva dinastía borbónica culminó el proceso de la monarquía absoluta y del Estado centralizado en los antiguos reinos de la monarquía hispánica.
La centralización política fue el instrumento para reforzar el ejercicio del poder absoluto. La administración central del Estado borbónico descansó en dos instituciones centrales que dependían directamente del Rey : el Consejo de Castilla, órgano supremo de gobierno y administración que se convirtió en el Tribunal Supremo estatal y los Secretarios de Estado y Despacho (procedente de los actuales ministros), libremente designados por el Rey.
Los antiguos reinos, convertidos ahora en provincias, eran gobernados por un Capitán General, máxima autoridad militar y política, y una Real Audiencia o tribunal superior de la provincia. A semejanza de la administración centralista francesa, se introdujo en España la figura del intendente de provincia, también nombrado directamente por el Rey y que se encargaba de la finanzas e impuestos reales, del aprovisionamiento del ejército, de la política,, del control de las autoridades locales y, sobre todo, del fomentó de la riqueza (comercio, industria, agricultura) y era además el corregidor (alcalde) de la capital de la provincia. Se suprimió la autonomía municipal y todos los cargos municipales eran nombrados por el Rey.
La etapa culminante de la monarquía borbónica fue el reinado de CarlosIII (1759-1788), coincidente con el gran movimiento cultural y científico conocido como la Ilustración o el “Siglo de las Luces”. Los ilustrados pretendían fomentar el progreso, el bienestar y la felicidad humana y criticaron todos aquellos obstáculos que en las sociedades del Antiguo Régimen se oponía a ello. Algunos monarcas absolutos acepteron algunas de estas ideas siempre que no alterasen lo sustancial del poder (el absolutismo) y de la organización social (estamental). Carlos III fue uno de los mejores ejemplos del monarca reformista o de lo que se ha denominado el absolutismo ilustrado.
Carlos III y sus ministros ilustrados emprendieron la tarea del reformismo en todos los campos -el ejército, la marina, la industria, el comercio, la agricultura, la enseñanza- pero siempre con el propósito de racionalizar y hacer más eficaz el estado absoluto y fomentar la riqueza como medio de fortalecer el poder del monarca.