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Gudea (siglo XXII a. C.) fue el más célebre de los gobernadores de Lagash. Los soberanos de la ciudad de Lagash, durante el Renacimiento sumerio, jamás se atribuyeron el título de rey, sino el de lugal o ensi(gobernador).[1]
Gudea fue el segundo en la línea sucesoria de la II Dinastía de Lagash.
Este ensi, que gobernó Lagash durante poco más que quince años, construyó templos, palacios, y edificios de este tipo, y nos ha dejado una gran serie de retratos suyos. Hoy en día se cuenta con más de 30 estatuas esculpida en roca volcánica: diorita azul o dolerita negra. Aparece vestido siempre como monje, con túnica, hombros descubiertos y las manos juntas en actitud de oración. Producen una impresión de serena majestad y de intenso fervor religioso.
Una serie de inscripciones de Gudea conmemoran la inauguración de templos locales, en Ur, Nippur, Adab, Uruk y Badtibira, por lo que parece que Lagash se habría convertido por esta época en la potencia dominante de Sumer.[2] En la época de Gudea, la ciudad de Lagash disfrutó de los beneficios de la paz y de una extraordinaria prosperidad, como lo demuestra la gran cantidad de trabajos de utilidad pública emprendidos, tanto en su capital, como en las numerosas ciudades a las que extendía su hegemonía. De eso dan cuenta sus «nombres de año», entre los que se hace mención a diversas obras públicas, pero a ninguna guerra. Asímismo fue una época de elevada cultura, con gran cantidad de monumentos y de textos encontrados.[3]
Su máxima obra fue la construcción del templo de Eninnu, consagrado al dios
Gudea fue el segundo en la línea sucesoria de la II Dinastía de Lagash.
Este ensi, que gobernó Lagash durante poco más que quince años, construyó templos, palacios, y edificios de este tipo, y nos ha dejado una gran serie de retratos suyos. Hoy en día se cuenta con más de 30 estatuas esculpida en roca volcánica: diorita azul o dolerita negra. Aparece vestido siempre como monje, con túnica, hombros descubiertos y las manos juntas en actitud de oración. Producen una impresión de serena majestad y de intenso fervor religioso.
Una serie de inscripciones de Gudea conmemoran la inauguración de templos locales, en Ur, Nippur, Adab, Uruk y Badtibira, por lo que parece que Lagash se habría convertido por esta época en la potencia dominante de Sumer.[2] En la época de Gudea, la ciudad de Lagash disfrutó de los beneficios de la paz y de una extraordinaria prosperidad, como lo demuestra la gran cantidad de trabajos de utilidad pública emprendidos, tanto en su capital, como en las numerosas ciudades a las que extendía su hegemonía. De eso dan cuenta sus «nombres de año», entre los que se hace mención a diversas obras públicas, pero a ninguna guerra. Asímismo fue una época de elevada cultura, con gran cantidad de monumentos y de textos encontrados.[3]
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