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Hace algunos años en la sabana de Bogotá, antiguos historiadores comentaban la abundancia de este amigo. Ahora, esto ha quedado reducido a esas historias y cuentos de los abuelos.
La comadreja o conocida con el alias de (Mustela frenata) es un mamífero carnívoro de la familia Mustelidae (Visones, Nutrias y Zorrillos) y quien no la conoce, tiene un cuerpo largo y esbelto, piernas cortas y una cola peluda casi tan larga como el resto del cuerpo del animal (más hermosa que una modelo de revista), miden de 35 a 45 centímetros (incluyendo la cola), y pueden pesar hasta 500 gramos; tienen un color marrón claro, con la piel del vientre amarillenta. La punta de la cola es negra en todas las estaciones.
Han vivido por derecho propio en nuestros humedales desde hace años y quien ha sido el encargada o tiene el papel ecológico de ayudar a controlar las poblaciones de Curies, aves y otros roedores (ratones silvestres).
Su casa han sido los Juncales y bosques aledaños de los humedales bogotanos, donde encuentra un confortable apartamento natural y con lujos.
Pero actualmente la gente local lo está cazando y matando, le achacan el delito de asesino de gallinas o la desaparición de las mismas, como si fuera un vil delincuente de cuello blanco. Aunado a la presencia de los perros ferales, la contaminación del agua, el detrimento de sus presas naturales, destrucción inmisericorde de humedales y la falta de sensibilización ambiental, toda esta plétora de amenazadas contribuyen a la reducción significativa de las poblaciones de este simpático animalito.
Un llamado de atención a todos los amigos de los humedales, para observarla, censarla y apreciarla. Sí, para algunos podría ser cruel que este carnívoro “asesine” curíes y aves silvestre, pero es su comportamiento natural y valioso.
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