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Se trataba de un plan a través del cual se pretendía identificar a los opositores al régimen en el ámbito cultural y de lograr la propugnada articulación entre libertad individual y colectiva a través del orden.
Luego del golpe del 24 de marzo, Ricardo Bruera fue designado como Ministro de Educación de la Dictadura (1976 a mediados de 1977).
La educación vista por el humorista Garaycochea. Revista Humor N° 77, Buenos Aires, marzo de 1982. La concepción pedagógica de Bruera y sus colaboradores sostenía que debía existir una articulación entre la libertad individual y colectiva pero que ésta sólo era concretable a partir del establecimiento del orden. No sólo orden social sino un orden interno generado por un disciplinamiento externo y el autocontrol personal.
Desde el Ministerio de Educación y Cultura, se gestó la "Operación Claridad". Se trataba de un plan a través del cual se pretendía identificar a los opositores al régimen en el ámbito cultural y de lograr la propugnada articulación entre libertad individual y colectiva a través del orden. Los integrantes de “El Proceso” se sentían amenazados por las ideas y proyectos extranjerizantes, por eso, buscaron restaurar los valores occidentales y cristianos y erradicar toda concepción ideológica que no fuera afín a esos contenidos. En una entrevista al presidente de facto, Jorge Rafael Videla, expresaba:
"La Argentina es un país occidental y cristiano, no porque esté escrito así en el aeropuerto de Ezeiza; la Argentina es occidental y cristiana porque viene de su historia. Es por defender esa condición como estilo de vida que se planteó esta lucha contra quienes no aceptaron ese sistema de vida y quisieron imponer otro distinto [...]
[...] consideramos que es un delito grave atentar contra el estilo de vida occidental y cristiano queriéndolo cambiar por otro que nos es ajeno, y en este tipo de lucha no solamente es considerado como agresor el que agrede a través de la bomba, del disparo o del secuestro, sino también aquel que en el plano de las ideas quiera cambiar nuestro sistema de vida a través de ideas que son justamente subversivas; es decir subvierten valores [...]
El terrorista no sólo es considerado tal por matar con un arma o colocar una bomba, sino también por activar, a través de ideas contrarias a nuestra civilización, a otras personas".
Diario La Prensa, 18 de diciembre de 1977.