Respuestas
A comienzos del siglo XV, la Península Ibérica se hallaba dividida en varios reinos.
El mayor de todos era Castilla, beneficiado por un largo proceso de reconquista en el que había ido añadiendo nuevos territorios. En Castilla, que contaba con una población estimada de 6.500.000 habitantes, existían pujantes ciudades, como Valladolid, Medina del Campo o Sevilla. Le seguía en importancia el reino de Aragón. Con poblaciones como Barcelona o Valencia, contaba con cerca de 1.000.000 de habitantes. Limitada su expansión por el sur, los monarcas aragoneses emprendieron una exitosa política de proyección hacia el Mediterráneo. Entre Castilla y Aragón, el reino de Navarra lucha por mantener su independencia, orientando su política hacia las alianzas con la vecina Francia. Con 120.000 habitantes estimados, su principal ciudad era Pamplona. El último reino cristiano peninsular era el de Portugal, cuya población rondaría 1.250.000 habitantes. La principal ciudad portuguesa era Lisboa, beneficiada por un activo comercio atlántico. Caso aparte era el reino nazarí de Granada. Presionado por Castilla, a la que debía pagar parias o impuestos, contaba con cerca de 750.000 habitantes, establecidos fundamentalmente en su capital, la ciudad de Granada. Acompañaban a ésta importantes ciudades comerciales, como Málaga o Almería.
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