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La pesca y la acuicultura proveen nutrición esencial para el hombre, apoyan los medios de vida y contribuyen al desarrollo nacional. No obstante, el sector está haciendo frente a retos significativos para poder mantener esta contribución crucial. La creciente demanda mundial de pescado y alimentos acuáticos, la acidificación de los océanos, la variabilidad del clima y el cambio climático agravan aún más esta situación.
La pesca y la acuicultura climáticamente inteligentes requieren:
una eficiencia mejorada en el uso de los recursos naturales para producir pescado y alimentos acuáticos
el mantenimiento de la resiliencia de los sistemas acuáticos y las comunidades que dependen de ellos para permitir al sector seguir contribuyendo al desarrollo sostenible
formas eficaces de reducir la vulnerabilidad de quienes tienen más posibilidades de verse afectados negativamente por el cambio climático.