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Como en la mayoría de las economías desarrolladas, España sostiene su sistema de bienestar y de servicios sociales gracias al cobro de impuestos. Los residentes y ciudadanos españoles gozan de numerosos programas sociales que son pagados por los contribuyentes a través de los diversos impuestos.
El sistema tributario paga por el sistema de salud y de educación; la ayuda social a las personas de bajos ingresos; el seguro para las personas desempleadas, llamado comúnmente “el pago del paro”; el sistema de pensiones de jubilados, la seguridad ciudadana y, en general, los servicios públicos.
Por tales motivos, el pago de impuestos es obligatorio para todos los ciudadanos y las empresas.
En la actualidad, debido a la profunda crisis económica que atraviesa el país, el cobro de impuestos a los ciudadanos y a las empresas adquiere relevancia en el marco de las políticas de disminución del déficit presupuestal.
De hecho, se calcula que España es el cuarto país de la Unión Europea con impuestos más altos, por debajo de Bélgica, Dinamarca y Suecia.
En España, el Impuesto Sobre la Renta a las Personas Físicas (IRPF) se sitúan en el 52%; el Impuesto a las Sociedades está por el orden del 30%; y el Impuesto al Valor Añadido (IVA) se calcula en el 21%. Bastante por encima del promedio de la zona euro calculado en el 43% para el IRPF, el 26% para e Impuesto a las Sociedades, y el 20% para el IVA.
Al comenzar la crisis, España era uno de los países europeos con tipos impositivos más bajos, pero desde 2010 los impuestos comenzaron a aumentar. Alemania, Francia o el Reino Unido, que históricamente tenían estructuras impositivas más elevadas, pagan hoy, en conjunto, menos impuestos que los españoles.
Según datos de la Comisión Europea, sólo Irlanda, Grecia y Portugal recaudan menos impuestos que España.
En general, el sistema tributario español aplica unos principios universales que se pueden resumir en los siguientes enunciados: todos los ciudadanos son iguales a la hora de pagar los tributos; la contribución de cada individuo depende su capacidad económica; cuanta más riqueza posea un apersona, mayor contribución fiscal se le exigirá; la tributación no puede ser superior a la renta o patrimonio gravado; sólo es Estado tiene poder para establecer los tributos, mediante ley.
Tipos de impuestos en España
El sistema tributario español se compone, principalmente, de impuestos directos, tributos sobre la renta de los particulares y sobre los beneficios de las sociedades, y de impuestos indirectos, tributos aplicados a las operaciones de producción y consumo.
Dentro del primer grupo destacan el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), el Impuesto sobre Sociedades (IS), el Impuesto sobre el Patrimonio, el Impuesto sobre la Renta de No Residentes, y el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, entre otros.
Por su parte, los principales impuestos indirectos son el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados (ITPAJD), los Impuestos Especiales y el Impuesto sobre las Primas de Seguros, entre otros.
Como en todos los países, la estructura de los impuestos en España puede cambiar de año en año y sufrir ajustes.
Uno de los impuestos más importantes es que el impuesto sobre la renta por la totalidad de los ingresos y rendimientos que se obtengan. El impuesto se aplica de forma progresiva, es decir, mientras más dinero se genere, más impuesto se pagará.
Si se trabaja como asalariado la empresa practicará una retención en el sueldo dependiendo del número de hijos y del sueldo total. Si se prestan servicios profesionales, también se practicará una retención sobre los ingresos. Si se es empresario o se trabaja por cuenta propia, se tendrá que presentar una declaración fiscal trimestral y realizar pagos fraccionados. Aquellas personas cuyos ingresos superen una cantidad mínima están obligadas a liquidar su propia cuota tributaria y presentar una declaración fiscal al término de cada año.
Si a efectos fiscales una persona es residente en España deberá pagar impuestos por la totalidad de los bienes que posea en cualquier país, siempre que su patrimonio supere un importe mínimo. Este impuesto es sobre el patrimonio y también es de tipo progresivo.
Están sujetas a impuesto las donaciones que se realicen entre personas vivas y las herencias cuando fallece una persona. Este impuesto se recauda en beneficio de la comunidad autónoma en la que se vive.
Existe un tributo que grava los documentos jurídicos y mercantiles, y determinadas transacciones, tales como la adquisición de bienes inmuebles y la constitución de hipotecas.
Asimismo, las Comunidades Autónomas y los municipios cobran diversos impuestos locales, tales como el impuesto sobre vehículos o el impuesto sobre bienes inmuebles, entre otros.
El sistema de financiación y recaudación de las comunidades está regulado en la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (LOFCA).