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Extraño caso el de la marca Flecha, conocida por sus zapatillas que hicieron furor en los años sesenta y setenta, que después de un período de ostracismo y algún intento aislado por recuperar el prestigio, retornó el verano pasado a las pasarelas de Punta del Este con una línea de alpargatas... que no se vendía en los comercios.
"Es cierto. Hicimos una producción de mil pares que llevamos a los desfiles en Uruguay, pero fue básicamente para reinstalar el nombre. Recién ahora nos lanzamos con fuerza, con una producción de 50.000 pares y presencia en Punta del Este y también en Pinamar", explica Patricia Medinger, jefa de la unidad Calzado Informal de Alpargatas, la firma responsable de la marca.
La historia de Flecha se remonta a 1962, cuando irrumpió en el mercado con la primera zapatilla de lona y PVC de la Argentina, dado que hasta entonces todas eran realizadas en cuero. El modelo medio básquet, el más popular de la marca, vio la luz recién en 1965 y se llegaron a producir un millón de pares mensuales ante el volumen de la demanda.
Con los años, la predilección por ese calzado clásico y a la vez precursor en el segmento, fue decayendo. "El gusto de la gente cambió y se inclinó más hacia un calzado netamente deportivo, desarrollado con nuevas tecnologías. Sin embargo, nuestro producto, que había nacido para el ciudadano medio, para el hombre de barrio, no evolucionó en el tiempo", admite Medinger.
Si bien nunca se discontinuó, a mediados de los años ochenta la producción de Flecha cayó en picada. Los modelos que se vendían eran muy sencillos, el costo era económico y tenían salida sólo en el interior del país. "Dos años atrás, antes de este relanzamiento, un estudio confirmó que nuestro target estaba compuesto únicamente por gente de edad avanzada", describe el escenario que desde Alpargatas debieron remonta