Respuestas
Evocación de lo antiguo, cuya belleza idealizada pretendían tomar como ejemplo.
Observación viva de la naturaleza. Los cuadros se sitúan en paisajes naturales que se intentan recrear con fidelidad, o en marcos arquitectónicos, en los que columnas, frontones, palacios y templos sirven de excusa a alardes de perspectiva.
La figura humana se convierte en centro y medida de todas las cosas. El estudio de la anatomía, incluso la realización de autopsias, ayuda a los artistas a comprender la realidad del cuerpo humano y sus mecanismos de movimiento, de manera que lo representan de forma más realista pero normalmente, idealizada.
Dominio de la perspectiva, y de las técnicas compositivas.
Los efectos de luces y sombras como el claroscuro o la grisalla. De ahí técnicas nuevas como el esfumado (efecto brumoso, técnica en la que destacó Leonardo da Vinci).
Continúan realizándose decoraciones murales al temple y al fresco.
Se extiende el uso del lienzo, que es más económico que la tabla. Los grandes retablos, en que cada cuadro es parte de un tema más amplio, pierde presencia, en favor del cuadro único, bien como tabla de altar, bien como lienzo. Se adopta de manera casi exclusiva la pintura al óleo. Jan Van Eyck sin haberla inventado, mejora la técnica de la pintura con este material. En Italia, sin embargo, se conserva la pintura sobre tabla y la técnica del temple en la pintura llamada ≪de caballete≫. Es principalmente en Venecia donde, por influencia flamenca, se introduce el uso del óleo.3
Si en la Edad Media la pintura fue de manera casi exclusiva religiosa, en el Renacimiento se introducen nuevos temas, como los mitológicos, alegorías y temas históricos. Aparece el desnudo, no por sí mismo sino en el marco de una pintura de naturaleza por ejemplo mitológica. Siendo la iglesia católica uno de los principales mecenas de la época, no dejan por ello de pintarse cuadros religiosos. Se cultiva con extraordinario vigor el retrato con maestros como Tiziano o Antonio Moro. En esta época empiezan, tímidamente, otros géneros considerados menores, como el paisaje o el bodegón, entendidos en el Renacimiento como un elemento subordinado frente a la historia, algo accesorio.4