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LA FUERZA PURA DEL ALMA
almafuerte_-Pedro-Bonifacio-Palacios
“Si vas patinando por el hielo delgado no te sorprendas si una grieta te conduce abajo, abajo, abajo” cantaba Pink Floyd en The Wall. A mis veinte y con la perspectiva que dan tres décadas, pienso que yo no solo patinaba sobre el hielo delgado sino que disfrutaba de zapatear sobre el. Y así me fui por la grieta abajo, bien abajo. Recuerdo que entre el insomnio y los calmantes era habitual que me quedara dormido con la cabeza apoyada en el escritorio que ocupaba- nunca agradeceré lo suficiente la paciencia que mis empleadores me tuvieron en esa etapa oscura.
Cuando despertaba con la mejilla contra el frío vidrio y lograba abrir los ojos me quedaba un rato contemplando la madera antes de, con un supremo esfuerzo, retornar a la labor. Para ayudarme en el intento se me ocurrió un día fotocopiar parte de los “Siete sonetos medicinales” de Almafuerte, acerca de quien nada sabia y colocarlos debajo del vidrio a efectos que en ese trágico momento de abrir los ojos y darme cuenta que me había quedado dormido en mi lugar de trabajo, lo primero que viera fueran las letras de este sublime poeta instilándome las fuerzas que no podía encontrar en ninguna fibra de mi, para seguir cargando mi solitaria cruz. Y como con los amigos que te acompañan en los peores momentos, de ahí en más nos hicimos inseparables.
Muchos años después aprendí que los siete sonetos los escribió para un amigo, Don Félix J Tettamanti que estaba preso, a fin de impedir que perdiera la esperanza y que la prisión dañara su espíritu.
Por eso cada vez que la vida, con o sin mi permiso y pese que ya no patino en el hielo delgado, me hunde en una grieta, como hizo hace poco – de ahí mi ausencia- vuelvo a la misma medicina y retomo las armas y vuelvo a pelear.
Almafuerte es un alma en estado puro, intransigente con la hipocresía del sistema y de la gente, amante de su patria y religioso al extremo puede decirse de el que vivió como pensó. Y esa coherencia es una rara, rarísima virtud en “este estrado donde todo es fingido” como el decía. Para poder vivir esa virtud una sola cosa es imprescindible: animarse a pagar el precio. Y el lo pagó. Vivió una vida de soledad y austeridad extremas que no le impidieron llevar adelante su vocación de maestro de la infancia. El nunca quiso ser un fabricante de “ladrillos en la pared” (vuelvo a Pink) sino un maestro de vida y por eso abundo en una formación de tipo mas espiritual que enciclopedista.
La juventud revolucionaria de fines del siglo 19 lo amó y lo popularizó, pero el también desdeñó el cargo publico y la fama y ejerciendo una verdadera opción por los abandonados se concentró en enseñar en una escuelita rural y en adoptar cinco niños.
Profundamente nacionalista en el buen sentido de amante de su patria y profundamente religioso no escapo ni de las contradicciones propias, ni de las polémicas ajenas. Y por supuesto fue victima de persecución política que hasta lo privó de su cargo de maestro rural, condenándolo aun más a la pobreza. En esa condición dejó este mundo pues ni siquiera llego a cobrar una pensión que como tardío reconocimiento le otorgó el gobierno provincial. Pero nos legó unas letras inolvidables que en el fondo y en privado nos hacen sonrojar a nosotros, todos los buenos actores que seguimos fingiendo para sobrevivir acá.
ALGUN DATO BIBLIOGRAFICO
Su nombre autentico era Pedro Bonifacio Palacios. Nació en San Justo, Prov. de Buenos Aires el 13/05/1854. Su madre murió y su padre lo abandonó. Pese a ello a los 16 años dirigía una escuelita en Chacabuco y después en Trenque Lauquen El año 1887 lo encuentra en La Plata escribiendo en el diario “Buenos Aires” y posteriormente en 1890 dirigiendo el diario “ El Pueblo”. En 1894 vuelve a Tranque Lauquen a su escuelita de la cual las persecuciones lo dejan cesante en 1896. Falleció en La Plata el 28/02/1917 a los 62 años. Dicha ciudad tiene un museo con su nombre en el que se conservan escritos y dibujos.
LAS POESIAS
Lamentablemente las poesías mas acabadas son demasiado largas para este espacio pero en mi corazón viven aquellas que trasuntan la inquebrantable fuerza de esta alma.
1. LOS SIETE SONETOS MEDICINALES
Ahí van los cuatro que tenia bajo el vidrio y que son capaces de mover montañas. Solo quien se haya sentido malherido, acorralado y sin fuerza alguna sabe que esta hablando Almafuerte cuando obliga a juntar los pedazos y a ponerse en marcha.
Avanti: La esperanza no se pierde ni cinco segundos antes de la muerte
Piu Avanti: La lucha no se abandona ni decapitado
Molto Piu Avanti: El otro importa pero cuando de sobrevivir se trata hay que ocuparse de uno.
Moltissimo Piu Avanti: El hombre es más que un león porque nunca deja de ansiar la libertad.