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Uno de los métodos empleados en investigación antropológica es el denominado etnoliteratura. Se basa en llegar a la comprensión de una determinada cultura desde su producción literaria. Es obligado mencionar como un referente en esta materia al que fuese profesor de la UCO, don Manuel de la Fuente Lombo, que en el desarrollo de su trabajo proponía la literatura como método para la comprensión de la realidad argumentando que la literatura muestra una irrealidad que no es sino una realidad sumergida que se escapa a la realidad constatable, y que no es solo el descriptor de una historia sino que a su vez es capaz de transformar y modificar las conductas de los individuos y las sociedades.
Si a modo de ejemplo lo aplicásemos a nuestra cultura tomando como base nuestra obra literaria por excelencia, El Quijote , nos ayudaría a comprender mejor nuestra personalidad aunque, en los tiempos actuales, nos la nuble las circunstancias.
En El Quijote se plasma una sociedad, aún vigente, que opone constantemente el valiente idealismo de Don Quijote al realismo resignado de su escudero Sancho Panza en un juego de mutua influencia que se contrapone y a su vez se complementa.
Solo con esto ya podemos trazar un paralelismo para entender mejor muchos de los debates sobre los que se cuestiona hoy día desde posturas aparentemente antagónicas. Crecimiento o austeridad. Cerrar bancos en quiebra o salvarlos con fondos públicos. Dar una solución humanitaria al problema de los desahucios o aplicar la Ley a rajatabla. Hacer un órdago renegociando las condiciones de nuestra deuda externa o resignarnos a hacerle frente a costa del sacrificio que sea y por el tiempo que sea. Y así un largo etcétera de cuestiones que hoy nos apremian relativas a paro, emigración, política educativa, nacionalismos separatistas, multinacionales, política fiscal, organización administrativa, corrupción y otras muchas que surgen y sabemos de ellas cada mañana y que, por regla general, son defendidas desde los dos polos que marcan esa dualidad de actitud nuestra que representan Don Quijote y Sancho Panza.
En la novela ambos marcan dos extremos contrapuestos pero, sin embargo, por encima de todo les une el afecto, la amistad, la camaradería y, lo que es más importante, la intención abierta de comprenderse. El Quijote nos enseña que el camino no se encuentra ni en la locura idealista desatada ni en la total resignación a una realidad oscura y negativa. Era el diálogo comprensivo de sus dos perspectivas lo que les mantenía a flote en su aventura. Sancho mantenía a Don Quijote cerca de la realidad y Don Quijote era capaz de hacer que Sancho se atreviese a soñar.
Si El Quijote nos representa de alguna manera, quiere decir que nuestra sociedad, gracias a ese tándem de Sanchos y Quijotes, está capacitada para conseguir ese punto de equilibrio necesario que nos permita aplicar valientes medidas innovadoras que rompan la inercia actual y que a la vez sean capaces de cumplir con el compromiso existente.
En el IV Centenario de El Quijote celebrado en el año 2005 se recordó el mensaje de que cuando los sueños y las ganas de luchar se acaban, la vida se apaga como una vela a la que se le consume la llama. Si hoy damos totalmente de lado al empuje apasionado de nuestros ideales y simplemente nos resignamos a soportar los desgarradores efectos de esta situación que padecemos puede que, como Don Quijote, muramos solo por el hecho de haber recobrado la razón.
Espero que te sirva we