los movimientos de criollos y de indigenas hacia 1780 fueron expresion del malestar frente a las medidas de carlos iii
gracias
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La inconformidad era atizada por un conjunto de medidas tomadas allende los mares, urgidas algunas por la creciente demanda de recursos frescos que reclamaban los ejércitos trenzados en guerras imperiales y de conquista, o por el derroche de los monarcas y sus cortes. Más oro y mano de obra para sostener la clase ociosa que dormitaba en España.
De ahí que, al comenzar el siglo XVIII, el ciclo de expansión del colonialismo se oriente a buscar nuevas tierras para el cultivo, indios para reducir (encomienda) y establecimientos mineros; según las nuevas necesidades y políticas de la Casa borbónica de los reyes, con exhibición del Despotismo Ilustrado y su frase “todo para el pueblo pero sin el pueblo”. Con sus escoltas militares y la señal de la Cruz, las sotanas de los misioneros abrían caminos. A la vanguardia iban los padres de la Compañía de Jesús.
Son éstas acciones que despiertan reacción. Así, en ese siglo y en las zonas de frontera se actualizaron los conflictos que se creían superados en la primera parte del siglo XVI: resistencia indígena, surgimiento de grupos mesiánicos y milenaristas, enfrentamiento entre frailes y colonos, además de muerte, etnocidio y genocidio sistemático de aborígenes.
Tal como a nuestros pueblos chibchas, hacia 1722, por ejemplo, con la diosa Nayarit, su principal divinidad, representada por cuatro esqueletos completos ataviados, y el oráculo de la Mesa del Nayar como punto de cohesión, los cora de Nayarit, cercanos a Guadalajara (México), fueron reducidos. Sin embargo, secretamente continuaron practicando sus cultos. Los jesuitas destruyeron el oráculo y lograron la dispersión transitoria de la comunidad, un ataque que facilitó su sometimiento a la política de reducciones.
En todo caso, en la América española, antes de los Gritos y las Actas de Independencia, durante todo el siglo XVIII al ritmo de las reformas borbónicas, la inconformidad tuvo decenas de estallidos. Tanto de las clases subalternas como de algunos sectores del criollaje. Borradas de los textos oficiales, aunque su enumeración es larga vamos a ver las más conocidas, aunque fueron muchas más.
Los brotes del descontento nacieron de seis grandes motivos: 1. Guerras de frontera, 2. Rebeliones indígenas, 3. Enfrentamiento criollo a los monopolios privados y religiosos. 4. Apoyos a las misiones jesuitas. 5. Rebelión de los esclavos. 6. En contra del sistema impositivo, los estancos y las restricciones a la producción de los textiles en los obrajes.
Guerras de frontera
En el norte del Virreinato de la Nueva España (México): la resistencia de los indios de Colotlán (1702), los yaqui (1740-1741), los pimas altos (1751) y los cora de Nayarit (1767). En el Virreinato de Perú y la Capitanía General de Chile, los continuos alzamientos de los araucanos. La rebelión de los pehuenches, telhueches y huilliches de la cordillera y la Pampa (1729); en la audiencia de Charcas, el alzamiento de los pueblos nómadas del Chaco y de Tucumán (1746). Y el surgimiento de las confederaciones militares interétnicas de la frontera del Virreinato con la Amazonia (1766).
Felipe II, rey contrarreformista por excelencia, a quien le toca el desastre de la Armada Invencible, que marca el nacer del poderío militar inglés. ¡El mar de las Indias libre para Inglaterra!; se obliga a varias medidas que afectan profundamente la España y América:
Impuso las políticas de los cardenales en el Concilio de Trento. Estableció la Inquisición y sus penas de muerte. En América impidió que se continuara estudiando las grandes civilizaciones americanas y ordenó a los franciscanos el envío a España de los códices aztecas y mayas, rescatados por los misioneros, en particular fray Bernardino de Sahún. Prohibió difundir la obra que exaltara los valores de las culturas indígenas, y que se dieran a conocer sus creencias y sus costumbres. Estableció censura para las obras que hablaran de la Conquista, y los conflictos entre la Iglesia, el Estado y los conquistadores. Vedó la circulación de los libros, incluidos los documentos papales, que no llevaran el placet real. Exigió que sus súbditos sólo pudieran ir a las universidades españolas. Limitó el acceso de la nobleza indígena al título de don y su ingreso a la Iglesia y las universidades. Les quitó a las comunidades de franciscanos, dominicos y agustinos el control de los pueblos nativos, que entregó a curas seglares. Y prohibió toda nueva expedición de descubrimiento y conquista, de tal modo que el poblamiento español en América quedó circunscrito a los límites alcanzados hasta 1560 (1). Para este Suplemento, este punto es el que más se destaca.