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Nos hemos acostumbrado a vivir en un mundo repleto de avances técnicos y científicos; nuestra vida cotidiana está cada vez más imbuida de lo tecnológico y es cada vez mayor la dependencia que nos genera este estilo de vida.
Para muchos, la velocidad del cambio tecnológico ha ido disminuyendo, a medida que ciertos límites son alcanzados. Para otros, por el contrario, no hay límites y la capacidad técnica seguirá creciendo exponencialmente, llevándonos a vivir una “edad dorada” donde los avances científicos nos lleven a vivir una inmortalidad práctica, una salud ideal y un ecosistema totalmente adaptado a nuestras necesidades más mínimas. Este futuro utópico es difícil de aceptar y los años nos han demostrado que la técnica no es la solución a los problemas de la humanidad, sino que a veces, es incluso causa de mayores problemas.
Pero, ¿cómo se aplica la técnica a la vida social y económica? Porque su influencia no es sólo personal y es fundamental ir un paso más allá si queremos analizar íntegramente el problema.
Por ejemplo, refiriéndose a la organización social Oliver Sheldon nos dice que «organización es el proceso que consiste en asignar tareas apropiadas a individuos o grupos para obtener, de una manera eficiente y económica y por la coordinación y combinación de todas sus actividades, los objetivos acordados» (1). Esta definición no es más que una conceptualización de la organización como técnica a través de su estandarización y racionalización, como nos dice Jacques Ellul (2).
A través de la aplicación de la mentalidad técnica a todas las facetas de la existencia humana, se crea un grave problema, que señala Ellul en su obra y es que se da una solución que es solo parcial a los problemas. Esta mentalidad tecnócrata y tecnocéntrica es cada vez más popular, pero corre el riesgo de deshumanizarse y de parcializar la aproximación a la realidad.
No puede ser la técnica o la tecnología el criterio para discernir la realidad; el ser humano es el centro y la técnica debe existir para servirle, para hacerlo más humano y no al contrario, como vemos muchas veces hoy. No nos dejemos llevar por la propaganda que quiere hacernos esclavos de la tecnología; vivamos libres, y usemos en vez de ser usados.
espero te sirva :)