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Infrasonidos:
Se sabe que algunas ballenas, principalmente la ballena azul, se comunica mediantes ondas de infrasonido. El agua marina es muy buen conductor de dichas vibraciones, de forma que la comunicación entre grupos o ejemplares de ballenas puede alcanzar hasta casi los mil kilómetro de distancia. Las diferencias de temperatura y presión en las profundidades marinas hace el efecto de tubos de comunicación, lo que canaliza la energía de los sonidos y evita que se disperse. Al parecer se usan los infrasonidos para atraer a las parejas, alertar a los rivales, o para avisar acerca de la presencia de comida entre miembros de un grupo.
Actualmente el problema es que al existir solución sónica en el mar, debida a motores de submarinos y barcos, maquinaria de plantas de extracción de petróleo, etc., se está comprobando que se producen efectos desastrosos en el comportamiento y la supervivencia de estos animales.
A partir de 1984 se confirmó la sospecha de Katy Payne, investigadora en bioacústica, de que los elefantes detectan ondas infrasónicas y son capaces de comunicarse mediante ellas.
No sé hasta qué punto es una leyenda urbana, pero cuando el tsunami en el Océano Índico del pasado 26 de diciembre, se cuenta que animales de gran tamaño, entre otros los elefantes, detectaron la onda infrasónica (se transmite por la corteza terrestre y ya en tierra firme pasa también al aire) antes de que llegara la ola del mar, y además la debieron interpretar bien, porque huyeron hacia el interior.
Ultrasonidos:
Los murciélagos utilizan los ultrasonidos para guiarse en la oscuridad, y evitar chocar con objetos. Lanzan una especie de gritos muy agudos y cortos, que al reflejarse en los objetos de alrededor llegan de nuevo a sus oídos de forma que según el retardo y la dirección pueden determinar la localización de los objetos.
Los perros y otros muchos animales escuchan en frecuencias ultrasónicas (por encima de los 20 mil ciclos por segundo). En la segunda guerra mundial los alemanes adiestraron perros para que obedecieran señales en ultrasonido.
Nota: nosotros podemos captar sonidos infrasónicos, pero no mediante el oído, sino mediante la piel, pues notamos a veces vibraciones por debajo de veinte ciclos por segundo, si son muy intensas, como si bombardearan nuestro estómago.