Un ejemplo de lenguaje literario y uno coloquial la verdad no es mate es de español pero no hay español creo
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Ejemplos de lenguaje literarioEl lenguaje literario es aquel que se utiliza en la literatura de ficción o entretenimiento. Lafinalidad del lenguaje literario es artística, de tal manera que el lenguaje toma gran importancia, pues sobre él radica muchas veces la atención. Por ello el estilo es de suma importancia en el lenguaje literario.
Lo habitual es que, tal como hablan los personajes de una novela, o tal como se describe en ella un paisaje o una situación, no sea la manera en que un amigo le cuenta a otro, en la vida real, lo que ha visto en un viaje. Aunque la intención comunicativa sea la misma, los usos y expresiones que empleamos para llevarla a cabo varían.Ejemplos de lenguaje literarioLa carretillaEn el arroyo grande que la lluvia había dilatado hasta la viña, nos encontramos, atascada, una vieja carretilla, perdida toda bajo su carga de yerba y de naranjas. Una niña, rota y sucia, lloraba sobre una rueda, queriendo ayudar con el empuje de su pechillo en flor al borricuelo, más pequeño, ¡ay!, y más flaco que Platero. Y el borriquillo se despachaba contra el viento, intentando, inútilmente, arrancar del fango la carreta, al grito sollozante de la chiquilla. Era vano su esfuerzo, como el de los niños valientes, como el vuelo de esas brisas cansadas del verano que se caen, en un desmayo, entre las flores.
Acaricié a Platero y, como pude, lo enganché a la carretilla, delante del borrico miserable. Lo obligué, entonces, con un cariñoso imperio, y Platero, de un tirón, sacó carretilla y rucio del atolladero y les subió la cuesta.
¡Qué sonreír el de la chiquilla! Fue como si el sol de la tarde, que se quebraba, al ponerse entre las nubes de agua, en amarillos cristales, le encendiese una aurora tras sus tiznadas lágrimas.
Con su llorosa alegría, me ofreció dos escogidas naranjas, finas, pesadas, redondas. Las tomé, agradecido, y le di una al borriquillo débil, como dulce consuelo; otra a Platero, como premio áureo. Rima VIIDel salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en la rama
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!¡Ay! -pensé-, ¡Cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: “Levántate y anda”! La sombra del vientoDeshice el cuidadoso envoltorio en la penumbra del alba. El paquete contenía una caja de madera labrada, reluciente, ribeteada con remaches dorados. Se me iluminó la sonrisa antes de abrirla. El sonido del cierre al abrirse era exquisito, de mecanismo de relojería. El interior del estuche venía recubierto de terciopelo azul oscuro. La fabulosa Montblanc Meinsterstück de Víctor Hugo descansaba en el centro, deslumbrante. La tomé en mis manos y la contemplé al reluz del balcón. Sobre la pinza de oro del capuchón había grabada una inscripción.No debe confundirse la lengua coloquial con la lengua literaria. Aunque a veces coinciden, no siempre es así.El lenguaje coloquial expresa con sencillez, en forma natural y clara, el pensamiento de quien habla o escribe. La lengua literaria, en cambio, expresa el pensamiento en forma más elegante e indirecta. Recurre a procedimientos y técnicas artísticas.Ejemplos:¡Buenísimo!
¡Voy para allá!
Creo que esto no está bien
Juguemos hasta hartarnos
Qué bueno que viniste
¿Y si vamos a lo de mi abuela?
¿Qué te pasó?
¡Hola cómo va! ¿Todo bien?
Lo habitual es que, tal como hablan los personajes de una novela, o tal como se describe en ella un paisaje o una situación, no sea la manera en que un amigo le cuenta a otro, en la vida real, lo que ha visto en un viaje. Aunque la intención comunicativa sea la misma, los usos y expresiones que empleamos para llevarla a cabo varían.Ejemplos de lenguaje literarioLa carretillaEn el arroyo grande que la lluvia había dilatado hasta la viña, nos encontramos, atascada, una vieja carretilla, perdida toda bajo su carga de yerba y de naranjas. Una niña, rota y sucia, lloraba sobre una rueda, queriendo ayudar con el empuje de su pechillo en flor al borricuelo, más pequeño, ¡ay!, y más flaco que Platero. Y el borriquillo se despachaba contra el viento, intentando, inútilmente, arrancar del fango la carreta, al grito sollozante de la chiquilla. Era vano su esfuerzo, como el de los niños valientes, como el vuelo de esas brisas cansadas del verano que se caen, en un desmayo, entre las flores.
Acaricié a Platero y, como pude, lo enganché a la carretilla, delante del borrico miserable. Lo obligué, entonces, con un cariñoso imperio, y Platero, de un tirón, sacó carretilla y rucio del atolladero y les subió la cuesta.
¡Qué sonreír el de la chiquilla! Fue como si el sol de la tarde, que se quebraba, al ponerse entre las nubes de agua, en amarillos cristales, le encendiese una aurora tras sus tiznadas lágrimas.
Con su llorosa alegría, me ofreció dos escogidas naranjas, finas, pesadas, redondas. Las tomé, agradecido, y le di una al borriquillo débil, como dulce consuelo; otra a Platero, como premio áureo. Rima VIIDel salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en la rama
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!¡Ay! -pensé-, ¡Cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: “Levántate y anda”! La sombra del vientoDeshice el cuidadoso envoltorio en la penumbra del alba. El paquete contenía una caja de madera labrada, reluciente, ribeteada con remaches dorados. Se me iluminó la sonrisa antes de abrirla. El sonido del cierre al abrirse era exquisito, de mecanismo de relojería. El interior del estuche venía recubierto de terciopelo azul oscuro. La fabulosa Montblanc Meinsterstück de Víctor Hugo descansaba en el centro, deslumbrante. La tomé en mis manos y la contemplé al reluz del balcón. Sobre la pinza de oro del capuchón había grabada una inscripción.No debe confundirse la lengua coloquial con la lengua literaria. Aunque a veces coinciden, no siempre es así.El lenguaje coloquial expresa con sencillez, en forma natural y clara, el pensamiento de quien habla o escribe. La lengua literaria, en cambio, expresa el pensamiento en forma más elegante e indirecta. Recurre a procedimientos y técnicas artísticas.Ejemplos:¡Buenísimo!
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