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Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana fue una escritora mexicana del siglo XVII, está considerada como la mayor figura de las letras hispanoamericanas del Siglo de Oro.
Fue una niña prodigio que aprendió a leer y escribir a escondidas y con gran facilidad a los tres años, y a los ocho escribió su primer poema.
Pronto inició su gusto por la lectura, pues descubrió la biblioteca de su abuelo y así se aficionó mucho a los libros.
Sus afán de conocimientos era tan grande que, con siete años, intentó convencer a su madre para que la enviase a la Universidad con traje de hombre, puesto que es su época las mujeres no podían acceder a los estudios superiores.
Aprendió todo cuanto era conocido en su época, estudió latín y la teología del momento y leyó a los clásicos griegos y romanos y a los autores españoles.
Con trece años, Juana fue llamada a la corte del virrey de Nueva España en la ciudad de México como dama de compañía de la virreina, a la que dedicó algunos sonetos.
En la corte virreinal destacó por su belleza, ingenio, inteligencia y conocimientos.
Juana por ser criolla, hija ilegítima y sin un gran caudal de fortuna fue relegada a una clase social media.
No podían aspirar a relacionarse abiertamente con la nobleza dominante, no obstante fue aceptada en la corte por su extraordinaria inteligencia.
A causa de su origen social bajo, en comparación a la de sus amigos nobles no pudo aspirar a casarse con ninguno de una clase alta.
El virrey, admirado por su saber y precocidad, hizo reunir a cuarenta letrados de todas facultades para someterla a un examen dejando a todos estupefactos por haber contestado con sabiduría toda pregunta, argumento y réplica de los doctores.
La toma del hábito de sor Juana Inés de la Cruz o La vocación de sor Juana Inés de la Cruzpor Juan Urruchi
Por vocación religiosa y deseo de conocimientos o quizá para evitar las ataduras del matrimonio ingresó a los dieciséis años en el convento de las carmelitas descalzas de México pero le resultó demasiado riguroso y tuvo que abandonarlo y más tarde entró en la Orden de San Jerónimo de regla más liviana, donde permaneció hasta el fin de sus días.
En el convento, donde vivió lo que le quedaba de vida, Sor Juana Inés de la Cruz hizo oficios de contable y archivera pero en dos ocasiones rechazó ser abadesa.
Se dedicó al estudio y a la escritura y llegó a tener conocimientos profundos en astronomía, matemáticas, lengua, filosofía, mitología, historia, teología, música, pintura y cocina.
Su celda que era individual y espaciosa, se convirtió en punto de reunión de poetas e intelectuales, del nuevo virrey y de su esposa, Luisa Manrique de Lara, condesa de Paredes, con quien tuvo una profunda amistad.
Dentro de su celda reunió una excelente biblioteca que llegó a poseer más de cuatro mil volúmenes, instrumentos musicales, mapas y aparatos de medición.
En su celda también llevó a cabo experimentos científicos, compuso obras musicales y escribió una extensa obra que abarcó diferentes géneros, desde la poesía y el teatro, en los que se aprecia la influencia de Góngora y Calderón, hasta opúsculos filosóficos y estudios musicales.
Se llegó a prohibirle leer y estudiar y en una de sus cartas respondiendo a las críticas del obispo de Puebla por dedicarse a temas mundanos, Sor Juana Inés defiende su libertad de expresión y sus derechos intelectuales y los de todas las mujeres al conocimiento sin límites.
Sin embargo, finalmente obedeció y entregó para su venta todos los libros de su biblioteca, sus útiles científicos y sus instrumentos musicales, para dedicar el producto de ellos a fines piadosos.
Por la importancia de su obra, recibió los sobrenombres de «Fénix de América», «la Décima Musa» o «la Décima Musa mexicana».
OBRAS DE SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ
Sus escritos, abarcan poemas líricos y alegóricos y dramas religiosos y profanos, como, Inundación castálida (1689); Segundo volumen de las obras de sor Juana Inés de la Cruz (1692) y Fama y obras póstumas del fénix de México y décima musa (1700) y se han reeditado sin cesar desde entonces.
Recientemente se ha publicado un libro de recetas del convento de la Orden de San Jerónimo recogidas por Sor Juana Inés y dedicadas a una hermana suya.
SONETO DE SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ
AL QUE INGRATO ME DEJA, BUSCO AMANTE
Prosigue el mismo asunto y determina que prevalezca la razón contra el gusto
Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata;
constante adoro a quien mi amor maltrata;
maltrato a quien mi amor busca constante.
Al que trato de amor, hallo diamante,
y soy diamante al que de amor me trata;
triunfante quiero ver al que me mata,
y mato al que me quiere ver triunfante.
Si a éste pago, padece mi deseo;
si ruego a aquél, mi pundonor enojo:
de entrambos modos infeliz me veo.
Pero yo, por mejor partido, escojo
de quien no quiero, ser violento empleo,
que, de quien no me quiere, vil despojo.
El poema " Al que ingrato me deja, busco amante" escrito por Sor Juana Inés, tiene como intención expresar que el amor es correspondido con amor y el desengaño es correspondido con desengaño.
Con su versátil vocabulario, Sor Juana, crea un soneto en donde expresa cómo actúa ella ante aquellos hombre que son ingratos con ella y cómo ella actúa con aquel hombre que valora en verdad su amor.
Es importante mencionar que Sor Juana vivió en un contexto histórico muy machista.
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