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A pesar de que se han hecho importantes inversiones en todo el país, la cobertura del servicio de acueducto no llega a 3,6 millones de personas y en alcantarillado falta cubrir a 5,6 millones de colombianos.
Según los historiadores, el primer sistema de acueducto se construyó en el año 700 a.C., en la ciudad asiria de Nínive (hoy Mosul, Irak). Sin embargo, fueron los romanos quienes desarrollaron la mayor tecnología para la captación, distribución y consumo de agua, la cual incluso sigue siendo aplicada en la ingeniería actual.
Las antiguas civilizaciones sabían que estas obras públicas eran prioritarias. Por eso sorprende que en Colombia el acueducto no llegue aún a todos los hogares. Según cifras del DANE, su cobertura es de 92,3 %, mientras la de alcantarillado es de 88,2 %, es decir, hay más de 3,6 millones de personas sin acceso al primero y otras 5,6 millones que no cuentan con el segundo. Y ni hablar de las zonas rurales, donde ninguno de los dos servicios supera el 75 % de cobertura.
Sin embargo, la meta del Gobierno está articulada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible promovidos por la Organización de las Naciones Unidas, en los cuales se establece que para 2030 todos los países deben tener coberturas universales para el acceso al agua potable y el saneamiento básico.
Cifras del Ministerio de Vivienda dan cuenta de que este Gobierno ha realizado inversiones para el sector de agua potable y saneamiento básico (construcción, ampliación, optimización y rehabilitación) por $8,1 billones para la ejecución de 2.115 proyectos. Además se han entregado más de 1.690 obras que requirieron un gasto de $4,2 billones, sin contar con los $3,9 billones destinados a 424 proyectos en ejecución.
“Con las acciones realizadas hemos logrado que por primera vez 6,8 millones de colombianos tengan agua potable, 7,4 millones tengan saneamiento básico y 10 millones hayan mejorado sus servicios de acueducto y alcantarillado”, destacó el Ministerio en respuesta a la pregunta por el impacto en la calidad de vida de las personas.
En Latinoamérica, la inversión sostenida más grande para este rubro la ha hecho Brasil, que sólo en 2017 destinó US$218,6 millones, aunque en 2012 alcanzó un monto récord de más de US$4.500 millones, según indicadores del Banco Mundial. Los demás países de la región, por su parte, no han superado los US$700 millones anuales en más de una década.
Un informe sectorial de la Superintendencia de Servicios Públicos advirtió el año pasado que los departamentos con mayor riesgo de calidad de agua para consumo humano —es decir, que el recurso suministrado no sea apto y haya una posibilidad de daño sobre la salud de los usuarios— eran (de mayor a menor) Putumayo, Chocó, Vaupés y Vichada.
El gobierno saliente priorizó las inversiones en las regiones Andina, Caribe y Pacífica, con $3,6 billones (1.150 proyectos), $2,5 billones (388 proyectos) y $1,2 billones (455 proyectos), respectivamente. Los departamentos con mayor número de obras al finalizar su ejecución serán Cundinamarca (389), Valle del Cauca (165), Antioquia y Santander (125); sin embargo, se llevan buena parte de los recursos Norte de Santander ($714.848 millones), Bolívar ($636.951 millones), Atlántico ($606.623 millones) y Magdalena ($581.192 millones).