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Para evitar postear algo de lo que nos arrepintamos despues de publicarlo
te advierto que fue hecho con el telegrafo
Estas semanas estamos revisando las etapas del proceso de escritura. Al contrario de lo que muchos creen, este proceso no consiste solo en escribir el texto, sino que incluye además una planificación detallada y una revisión cuidadosa. Hoy hablaré sobre esta última e importante etapa: la revisión del texto. Dentro del proceso de escritura la revisión es indispensable porque nos ayuda a pulir el texto y a evitar que se escapen errores que pueden costarnos mucho. No importa de qué texto se trate, todos deberían pasar por esta etapa; pues incluso en un correo electrónico o en una solicitud podemos cometer alguna equivocación de gravedad, que podría desvirtuar la eficacia de la intención comunicativa. La primera recomendación para que el proceso de revisión sea adecuado es dejar descansar el texto. Sí, sé que es complicado cuando escribimos un ensayo dos horas antes de la fecha máxima de envío, pero no existe mejor manera de que los errores afloren ante nuestros ojos que cuando dejamos el texto descansar y lo revisamos luego con otra mirada. Dejar pasar un tiempo entre la redacción y la revisión permite que nos desliguemos de lo que hemos escrito y ya no lo revisemos desde la perspectiva de escritor sino desde la del lector. Por otro lado, cuando revisamos nuestros textos una buena recomendación es leerlos en voz alta; de esta manera seremos capaces de escuchar la cadencia del texto e ir ‘cazando’ los errores que no nos suenan bien. Este es un excelente ejercicio para revisar la puntuación de lo que hemos redactado, pues nos permite hacer una pausa en cada signo y notar si este está bien ubicado o no, o si nos falta alguno. Además, la lectura en voz alta es muy eficaz cuando se trata de textos cortos, como los correos electrónicos, o textos urgentes, que no pueden esperar un tiempo para que los revisemos. Otra recomendación para esta etapa del proceso de escritura es que el texto sea leído por una persona distinta al escritor. Una mirada ajena a la nuestra siempre aportará mucha riqueza a lo que hemos escrito, pues nos ayudará a corregir todo tipo de errores y brindará una nueva perspectiva sobre el contenido. No debemos tener miedo de entregar nuestro texto a un colega para que lo revise, ya que, al fin y al cabo, es mejor que una sola persona nos haga caer en cuenta de los defectos de nuestro texto antes de haberlo publicado, a pasar un papelón ante innumerables lectores que ni siquiera nos conocen. Por último, es ideal que para la etapa de revisión elaboremos una pequeña lista de corrección o una rúbrica. En esta podemos incluir puntos referentes al tamaño de los párrafos, a la extensión de las oraciones, a los errores ortográficos, a los signos de puntuación, etc. Esta lista nos servirá para chequear que hemos corregido todo lo necesario, de modo que nuestro texto pueda pasar sin problemas hacia el receptor. Un error muy común que cometemos es el de pensar que el primer borrador del texto ya es la versión definitiva. Es importante que no pasemos por alto esta etapa del proceso de escritura, pues constituye un buen ejercicio de responsabilidad como escritores y de respeto hacia nuestros lectores.