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Quisiera aclarar brevemente uno de los pilares principales de cualquier verdadero aprendizaje: la transferencia. Uno de los conceptos fundamentales de la historia de la psicología y la pedagogía, y que tiene una tradición sinuosa y llena de matices. En el cambio de paradigma de un aprendizaje por contenidos a un aprendizaje por competencias, es necesario comprender los presupuestos que están actuando en nuestras prácticas y en la literatura desbordante que propicia esta transformación. Adelanto que soy crítico con el concepto de competencia en el ámbito educativo, por razones internas y externas que en otro lugar y ocasión desarrollaré, pero lo anterior no invalida una característica de un verdadero aprendizaje: el ser competencial, que pueda aplicarse a otras situaciones y contextos, de ahí la pertinencia pedagógica y psicológica de entender qué significa transferencia.
La transferencia1 se produce cuando una persona aplica experiencias y conocimientos previos, al aprendizaje o a la resolución de problemas en una situación nueva (Learning and instruction, R.E. Mayer, 2008). Otra definición posible: transferencia se puede definir como la habilidad de aplicar lo que ha sido aprendido en un determinado contexto a nuevos contextos (Cognitive Development and Learning in Instructional Contexts, J.P. Byrnes, 1996). Veamos dos ejemplos: uno dentro del currículo formal, y el otro desde el currículo hacia un contexto fuera de la escuela o instituto. Primer ejemplo: cuando un alumno aprende un concepto en clase de lengua y literatura (qué es una metáfora y tipos de metáforas), y puede aplicarlo en clase de Plástica a través de una panorámica de imágenes, está ejerciendo una transferencia del aprendizaje dentro del currículo. Segundo ejemplo: desde ese aprendizaje de lo que es una metáfora y de sus diferentes tipos, el alumno es capaz viendo un anuncio de televisión de señalar el tipo de metáfora empleada en el mismo, aquí hay una transferencia desde el currículo formal a otro contexto. En ambos tipos de situaciones, se ha producido un verdadero aprendizaje competencial: el primero dentro del currículo formal, de un contenido a otro; el segundo, desde el currículo hacia el contexto inmediato de la vida del alumno que ha interiorizado ese aprendizaje.