desde cuando esta presente la sexualidad en el ser humano

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Respuesta dada por: FabiTommo91
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Desde que nacemos somos seres sexuados. La sexualidad no es algo que nos podamos quitar o poner; nuestro cuerpo es, todo él, sexuado. Tenemos intereses y comportamientos sexuales en todas las edades: en la infancia, en la adolescencia, en la edad adulta y en la vejez. Cada edad es diferente y se vive de forma distinta, pero en todas ellas es importante.

Las niñas y los niños pequeños no sólo tienen necesidades biológicas, sino también sociales, afectivas y sexuales. Tocar, abrazar, acariciar, mecer, mirar, cantar, hablar, sonreír, observar sus gestos y responder a ellos, es la mejor manera que tenemos de ayudarles para un buen desarrollo de su persona, ya que en este momento la sexualidad no está muy diferenciada de otros sentimientos de placer, bienestar y seguridad.

El niño y la niña sienten curiosidad por todas las cosas que tienen cerca. Una de estas cosas es su propio cuerpo. Se tocarán para conocerse y porque les produce sensaciones de placer; observarán el cuerpo de las demás personas y harán preguntas sobre él. Es muy importante responder con naturalidad a sus preguntas y permitirles que se toquen, que se miren, que se quieran pues así estamos ayudándolos a que se desarrolle de forma adecuada su sexualidad.

A partir de los 7 u 8 años, y hasta la adolescencia, dejan de hacer preguntas sobre estos temas. No es que ya nos les interesa, sino que han aprendido que la sexualidad es un tema tabú que no se puede hablar con adultos.

En la pubertad (de entre 11 y 12 años a los 15 y 16 años aproximadamente) el organismo madura sexualmente y se producen cambios rápidos, bruscos y que muchas veces producen gran confusión y preocupaciones si quienes los educan (padres, madres, profesorado) no les han dado información, y si no existe comprensión y diálogo entre las partes.

En la adolescencia van a nacer las grandes amistades y los primeros amores. Es la época en la que buscan saber quiénes son y a dónde van. A partir de ahora sentirán necesidades específicamente sexuales: viven la sexualidad a flor de piel; y se encontrarán con el conflicto entre lo que sienten y lo que se les prohíbe.

Uno de los fines más importantes de la sexualidad es la obtención de placer. Este se puede lograr relacionándonos con nuestro propio cuerpo (masturbación) o con otras personas (caricias, besos, abrazos, coito). ¿Se reduce entonces las sexualidad sólo al coito (relación sexual con penetración)? La respuesta es NO. La relación sexual no se reduce al coito, los besos, las caricias, los abrazos forman parte de la relación sexual y son tan importantes y satisfactorios como lo puede ser el coito. Cada persona tiene sus preferencias y éstas deben estar presentes al relacionarse, pero siempre teniendo en cuenta las necesidades de la otra persona.

También nos podemos preguntar si la sexualidad es sólo reproducción. La respuesta de nuevo es NO. La reproducción es una de las muchas posibilidades que nos ofrece la sexualidad; sin embargo, tenemos que distinguir una cosa de la otra, saber qué queremos y en qué momento.

Muchos se preguntan si existe relación sexual en la vejez; ésta vez la respuesta es SÍ. La vida sexual no termina nunca porque seguimos siendo sexuados durante toda la vida. En la vejez se suele dar más importancia al afecto, la ternura, la comunicación, que también son aspectos esenciales de la sexualidad. El contacto piel a piel, las caricias y en muchos casos las relaciones coitales, siguen teniendo gran significado; incluso pueden haber nuevos enamoramientos y grandes deseos de mantener o reencontrar a la pareja sexual.

Cuando hablamos de sexualidad estamos refriéndonos no sólo a una dimensión importante de nuestra personalidad, sino a una realidad que somos. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), la sexualidad es una energía que nos motiva a buscar afecto, contacto, placer, ternura e intimidad, influencia nuestros pensamientos, sentimientos, acciones e interacciones y, por tanto, influye en nuestra salud física y mental.

La sexualidad, pues, es todo un mundo de posibilidades, conocerla y vivirla libre y responsablemente es saludable y necesario para nuestro equilibrio como personas.


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