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En tal virtud, duró seis siglos y medio. Los monumentos mayas que datan del año 250 a. de C. son bastante escasos, al tiempo que no enseñan el esplendor del período clásico. Hacia el año 280-290 después de Cristo se empezaron a construir monumentos que registran la historia política, social y religiosa de los mayas. Es preciso aclarar que no se trata, tan sólo, de monumentos. Durante estos años (280-290 después de Cristo) aparecen altares, placas en piedra y otros artefactos en los que se puede apreciar que utilizaban lo que se ha denominado “el conteo largo”. Este es un sistema de calendario que se basó en los múltiplos de un año de 360 días, y no de 365.
Ahora, este calendario que dicho sea de paso, estuvo vigente durante todos los siglos del período clásico de los mayas, enseña un punto de origen en el año 3114 antes de Cristo.
En otras palabras, elaboraron un conteo retroactivo o, lo que es lo mismo, que empezó mucho antes de que diseñaran el calendario mismo a finales del siglo III de nuestra era.