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Los dominios Británico y Belga sobre la región del Congo fueron decisivos para el establecimiento de los imperios coloniales que aún no participaban activamente del reparto de África.
La lucha por la conquista de espacios ricos en minerales y en piedras preciosas motivó al transocéanico imperio británico a disputar hasta las últimas consecuencias los territorios arrebatados por las potencias coloniales desde el siglo XVI a la nación Kikongo.
De modo que, tanto en Sudáfrica como en la región de Egipto no hubo tan inusitado interés y tantas expediciones como en el Congo, por su inmenso potencial aurífero y diamantífero.
Aún hoy el Congo es objeto de disputas por minerales como el Coltan, que es uno de los elementos estratégicos considerados como esenciales para la industria electrónica.