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La ciencia social ha sido su campo, y su línea de investigación consiste en el estudio de la crianza como herramienta para prevenir la violencia.
Según Mejía, quien también es docente universitaria, la crianza o aquella relación “ cuidador-niño” (que desempeña ya sea la madre, el padre, el abuelo, la niñera, etc., al cuidar a un niño) es la más básica y la primera que ocurre en la vida. “Esto es un acuerdo común en todas las corrientes teóricas en la psicología. Es posible ver esta relación desde un punto de visto clínico (enfermedad), pero también es posible entenderla como una oportunidad para prevenir problemas más adelante en la vida”, expone.
Mejía ha realizado varias investigaciones en torno a los procesos de crianza.
En mayo pasado la revista científica American Journal of Community Psychology publicó un estudio de Mejía sobre los cambios en la crianza que brindan cuidadores luego de recibir programas de intervención parental.
Estos programas son, en palabras de Mejía, intervenciones que utilizan conceptos de la psicología, principalmente, para poder ofrecer apoyo al cuidador primario de un niño. “Se han desarrollado mayoritariamente en otros países, como Inglaterra (y Europa en general), Estados Unidos y Australia. El problema es que ‘los exportamos’ sin saber si sirven para nuestra gente o no sirven. Es como que asumimos que la realidad allá es igual a la de acá”.
Así mismo, en el mes de julio el journal Prevention Science publicará otro estudio en el que Mejía participó, el cual buscó contrastar enfoques sobre cómo se adaptan los programas de intervención parental en las diversas culturas