• Asignatura: Castellano
  • Autor: gamerpolice7
  • hace 8 años

2 Poemas del renacimiento
porfavor

Respuestas

Respuesta dada por: ShamGhost
5

SONETO X

¡Oh dulces prendas, por mí mal halladas,

dulces y alegres cuando Dios quería!

Juntas estáis en la memoria mía,

y con ella en mi muerte conjuradas.

¿Quién me dijera, cuando en las pasadas

horas en tanto bien por vos me vía,

que me habíais de ser en algún día

con tan grave dolor representadas?

Pues en un hora junto me llevastes

todo el bien que por términos me distes,

llevadme junto el mal que me dejastes.

Si no, sospecharé que me pusistes

en tantos bienes porque deseastes

verme morir entre memorias tristes.

SONETO V

Escrito está en mi alma vuestro gesto,  

y cuanto yo escribir de vos deseo;  

vos sola lo escribisteis, yo lo leo  

tan solo, que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;  

que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,  

de tanto bien lo que no entiendo creo,  

tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;  

mi alma os ha cortado a su medida;  

por hábito del alma mismo os quiero.

Cuando tengo confieso yo deberos;  

por vos nací, por vos tengo la vida,  

por vos he de morir, y por vos muero.

Respuesta dada por: jimenezsiguenzajessi
4

En una noche oscura,

con ansias, en amores inflamada

¡oh dichosa ventura!,

salí sin ser notada

estando ya mi casa sosegada.

2. A oscuras y segura,

por la secreta escala disfrazada,

¡Oh dichosa ventura!,

a oscuras y en celada,

estando ya mi casa sosegada.

3. En la noche dichosa

en secreto, que nadie me veía,

ni yo miraba cosa,

sin otra luz y guía

sino la que en el corazón ardía.

4. Aquésta me guiaba

más cierto que la luz del mediodía,

adonde me esperaba

quien yo bien me sabía,

en parte donde nadie parecía.

5. ¡Oh noche que guiaste!

¡Oh noche amable más que la alborada!

¡Oh noche que juntaste

Amado con amada,

amada en el Amado transformada!

6. En mi pecho florido

que entero para él sólo se guardaba,

allí quedó dormido,

y yo le regalaba,

y el ventalle de cedros aire daba

7. El aire de la almena,

cuando yo sus cabellos esparcía,

con su mano serena

en mi cuello hería

y todos mis sentidos suspendía.

8. Quedéme y olvidéme,

el rostro recliné sobre el Amado,

cesó todo y dejéme,

dejando mi cuidado

entre las azucenas olvidado.

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